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The Armor God Gave Me
La armadura que Dios me dio describe la armadura sobre la que escribe Pablo en Efesios 6. Aunque siempre tenemos acceso a nuestra armadura, se nos recuerda que debemos aplicarla todos los días. Cada pieza es significativa y tiene un propósito. Cuando nos mantenemos firmes en nuestra fe y estamos vestidos con nuestra armadura podemos hacer cualquier cosa.
La Armadura de Dios.
Por último, sé fuerte en el Señor y en su poderoso poder. Vestíos con toda la armadura de Dios para que podáis hacer frente a las artimañas del diablo. Porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los gobernantes, contra las autoridades, contra los poderes de este mundo de tinieblas y contra las fuerzas espirituales del mal en los reinos celestiales. Vestíos, pues, de toda la armadura de Dios, para que, cuando llegue el día del mal, podáis resistir y, después de haber hecho todo lo posible, manteneros en pie. Estad, pues, firmes, con el cinturón de la verdad abrochado a la cintura, con la coraza de justicia puesta, y con los pies calzados con la prontitud que da el evangelio de la paz. Además de todo esto, tomad el escudo de la fe, con el que podréis apagar todas las flechas encendidas del maligno. Tomad el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. Y orad en el Espíritu en toda ocasión con toda clase de oraciones y peticiones. Con esto en mente, estad alerta y seguid orando siempre por todos los santos. Rezad también por mí, para que siempre que abra la boca me sean dadas palabras para dar a conocer sin temor el misterio del Evangelio, del que soy embajador encadenado. Rezad para que pueda anunciarlo sin temor, como es mi deber. (Efesios 6:10-20)
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)