L'Amiti d'un grand homme
«En su coche, por primera vez en mucho tiempo, el señor Cyprien Jeansonnet dejaba que el viento primaveral acariciara su augusta y cándida cabeza, agradablemente redonda, clásicamente lampiña y cuya boca ingeniosa contrastaba con unos ojos límpidos de tranquila ingenuidad.
Se había colocado el sombrero de seda sobre el regazo y dejaba suelta su larga cabellera gris. Así, tembloroso y preocupado por la rapidez de la carrera, cruzó el Boulevard des Capucines, la Rue Royale, la Place de la Concorde, el puente, y se adentró en la sombra estudiosa de la Orilla Izquierda...».
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)