KGB Man: El agente soviético más famoso de la Guerra Fría y el primero en ser canjeado en el Puente de los Espías

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Título original:

KGB Man: The Cold War's Most Notorious Soviet Agent and the First to Be Exchanged at the Bridge of Spies

Contenido del libro:

Un ruso de mediana edad, delgado, calvo y solitario llamado Rudolf Ivanovich Abel fue uno de los espías más renombrados de la Unión Soviética durante la Guerra Fría de los años cincuenta... hasta que su tapadera fue descubierta por un colega incompetente que quería desertar a Estados Unidos. Este es el relato completo del trabajo de espionaje de Abel, su dramática detención, su eventual condena y su confirmación por el Tribunal Supremo de los Estados Unidos y, finalmente, su sorprendente liberación de vuelta a Rusia.

Rudolf Ivanovich Abel dirigió las operaciones del KGB en Estados Unidos durante nueve años, durante la Guerra Fría de la década de 1950, hasta que un día su verdadera identidad fue revelada por un colega vago, bebedor empedernido y mujeriego que decidió desertar a Estados Unidos antes de que lo enviaran de vuelta a Rusia -y presumiblemente a su muerte- por incompetencia sobre el terreno.

Mientras las autoridades perseguían a Abel, el FBI tenía a mano sus herramientas de trabajo -pernos huecos y monedas utilizadas para enviar pequeños mensajes codificados y fotografías a la Unión Soviética-, pero poco más en forma de pistas sólidas. Una vez localizado Abel, el FBI vigiló su modesto hotel de Manhattan durante más de un mes antes de detenerlo y juzgarlo por espionaje.

Tras su condena, Abel recurrió su caso ante el Segundo Tribunal de Apelación, donde alegó que el registro y la incautación de su habitación de hotel fueron inconstitucionales porque se hicieron sin orden judicial. La condena fue confirmada y el caso llegó al Tribunal Supremo, que se mostró muy dividido.

Durante los años siguientes, Abel tuvo que decidir si se enfrentaba a la silla eléctrica, permanecía en prisión el resto de su vida o era canjeado por un espía estadounidense en manos de los rusos. Su destino seguía en el aire.