Keeping the Republic: Salvar América confiando en los estadounidenses

Opiniones de los lectores

Las reseñas del libro de Mitch Daniels destacan su enfoque de la gobernanza, la responsabilidad fiscal y la claridad de su comunicación. Muchos críticos elogian sus métodos pragmáticos y perspicaces para abordar la deuda nacional y mejorar la gobernanza estatal, al tiempo que lamentan su decisión de no presentarse a las elecciones presidenciales. Sin embargo, algunos críticos expresan escepticismo sobre la aplicabilidad de sus ideas a nivel nacional, sugiriendo que el clima político actual puede obstaculizar el cambio real.

⬤ Reflexiones sobre gobernanza y responsabilidad fiscal que invitan a la reflexión.
⬤ Estilo de redacción claro y directo, fácil de entender.
⬤ Relatos positivos de los logros durante el mandato de Daniels como gobernador.
⬤ Apela a una amplia audiencia, incluyendo a aquellos con diferentes puntos de vista políticos.
⬤ Aborda temas relevantes como la deuda nacional y el gasto público con soluciones prácticas.

⬤ Algunos dudan de la viabilidad de aplicar las ideas de Daniels a escala nacional.
⬤ Los críticos mencionan que el entorno político actual no favorece el tipo de disciplina fiscal que defiende Daniels.
⬤ Se percibe una desconexión entre el éxito local en Indiana y los retos nacionales más amplios.
⬤ La sensación de que el libro puede servir como plataforma política más que como guía política.

(basado en 37 opiniones de lectores)

Título original:

Keeping the Republic: Saving America by Trusting Americans

Contenido del libro:

Al salir de la Convención Constitucional, le preguntaron a Benjamin Franklin qué tipo de gobierno habían creado los delegados. Su respuesta a la multitud: "Una república, si podéis mantenerla". Ahora, el gobernador más respetado de Estados Unidos explica lo cerca que hemos estado de perder la república y cómo podemos devolverle su grandeza.

El gobernador de Indiana Mitch Daniels ha sido llamado "el hombre más presidencial de América". Ha traído más cambios a su estado en unos pocos años de los que la mayoría ve en décadas.

Durante su mandato, Daniels convirtió un déficit de 700 millones de dólares en un superávit de mil millones, equilibró el presupuesto de Indiana incluso durante la recesión, convirtió su clima empresarial, antes poco atractivo, en uno de los más fuertes para el crecimiento del empleo en el sector privado.

El estado Hoosier es ahora un modelo de buena y eficiente gobernanza. La nómina del sector público es ahora la más baja per cápita del país. Y, sin embargo, los servicios han mejorado en todos los ámbitos. Incluso su Oficina de Vehículos de Motor, símbolo máximo de burocracia disfuncional, ha sido calificada como la mejor del país.

Daniels lo ha conseguido centrándose en las principales responsabilidades del gobierno, recortando impuestos, empoderando a los ciudadanos y llevando a cabo lo que él llama un "viejo ritual tribal": gastar menos dinero del que ingresa su estado, distinguiendo al mismo tiempo entre el escepticismo hacia el gran gobierno y la hostilidad hacia todo gobierno.

Por desgracia, pocos políticos tienen la disciplina o el valor de seguir su ejemplo. Y lo que es peor, muchos asumen que los estadounidenses están demasiado intimidados, son demasiado crédulos o demasiado tontos para tomar decisiones sensatas sobre su atención sanitaria, sus hipotecas, la educación de sus hijos y otras cuestiones importantes. El resultado ha sido un declive constante de la libertad, a medida que los expertos de la élite gubernamental - "nuestros benevolentes superiores", en palabras de Daniels- intentan regular todos los aspectos de nuestras vidas.

Daniels califica sin rodeos nuestra explosiva deuda nacional de "amenaza a nivel de supervivencia para los Estados Unidos que hemos conocido". Muestra cómo nuestras escuelas públicas de bajo rendimiento han producido una mano de obra no preparada para competir con la de otros países e ignorante de los requisitos de la ciudadanía en una sociedad libre. Expone el riesgo de una gran disminución de la prosperidad a largo plazo y la pérdida de nuestra posición de liderazgo mundial. Advierte de que podemos perder la promesa exclusivamente estadounidense de movilidad ascendente para todos.

Pero la buena noticia es que no es demasiado tarde para salvar a Estados Unidos. Sin embargo, el verdadero cambio no puede imponerse desde arriba. Tiene que ser lo que él llama "un cambio que crea en ti": la creencia de que los estadounidenses, debidamente informados de los hechos, se unirán para hacer los cambios necesarios y de que son los mejor preparados para tomar las decisiones que rigen sus propias vidas. Como él dice:

"Pido que se tenga mucho cuidado para no perder la fe en el pueblo estadounidense. Nunca debemos ceder a la desesperación autocumplida de que estos problemas son inmutables o insuperables. Los estadounidenses siguen siendo un pueblo nacido para la libertad. Dirigidos como hombres y mujeres nacidos libres, autónomos y con la dignidad que Dios les ha dado, se levantarán una vez más para hacer retroceder a un enemigo mortal".