Jugando al despiste

Título original:

Playing with Mischief

Contenido del libro:

En un pueblo rural australiano a mediados de los años 60, un par de adolescentes se dedican a experimentar con artefactos incendiarios mientras su pueblo, incluida su escuela, sufre una serie de incendios provocados. ¿Son los chicos los responsables? ¿Al menos, en parte? ¿O hay algo más grande en marcha? ¿Cómo ha podido salir todo tan mal?

Mientras tanto, en una pequeña ciudad no muy lejana, otro grupo de chicos, conectados de algún modo con los del otro lugar, hacen sus propias travesuras jugando con fuego. También esto, con un tufillo infernal, sale mal.

Las historias entrelazadas de Playing with Mischief son un ejercicio de humo y espejos. Además del humo real, del que hay mucho, las historias están impregnadas de un humo figurado que oscurece quién es responsable de qué. En cuanto a los espejos, considere la forma en que las diversas perspectivas de estas historias se reflejan unas en otras. Y luego, más allá de estas referencias obvias, deberíamos considerar el artificio global de la ficción, en el que Willis vio una afinidad con la prestidigitación de los magos de feria, los arquetípicos practicantes del humo y los espejos.

Jugando al despiste (el propio título sugiere una alternativa: Jugando al fuego) es también un ejercicio de variación estilística. La pareja de novelas, Travesuras y Los Incendios, narraciones en tercera y primera persona respectivamente, se completan con las piezas más breves, Invocación y Libro de ejercicios, claramente situadas en extremos opuestos del espectro estilístico. Estas voces diferentes y hasta cierto punto opuestas refuerzan el efecto de espejo básico entre las narraciones enfrentadas. O, para cambiar la metáfora, crean un espacio en el que resuenan implicaciones susurradas.

Una invocación a un mundo pasado, un mundo en el que los fantasmas aún vagaban por calles neblinosas y a veces era mejor consultar a un cura que a un médico.

Una ciudad rural australiana a mediados de los años sesenta.

Adolescentes jugando con pistolas y pólvora.

Una serie de incendios sospechosos.

Estaba claro a dónde conducía la mecha, pero quién la encendía no era tan evidente.

Epílogo de Josephine Tey.