Imperio del mundo abierto: Raza, erotismo y el auge mundial de los videojuegos

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Título original:

Open World Empire: Race, Erotics, and the Global Rise of Video Games

Contenido del libro:

Buscando formas de entender los videojuegos más allá de su lógica imperial, Patterson recurre a la erótica para revigorizar las pasiones y los placeres potenciales del juego.

Los videojuegos superan ampliamente a todos los demás medios de entretenimiento en ingresos y en alcance mundial. A primera vista, los juegos no parecen ideológicos, ni se clasifican como productos nacionales. Por el contrario, parecen reflejar la reputación abierta e incontaminada de la tecnología de la información.

Los videojuegos son innegablemente productos imperiales. Su propia existencia ha estado condicionada por la difusión de tecnología militarizada, la explotación de jerarquías laborales y raciales ya existentes en su fabricación y las promesas utópicas de la tecnología digital. Al igual que la literatura y el cine antes que ellos, los videojuegos se han convertido en la principal expresión artística del imperio actual: el imperio del mundo abierto, formado a través de las rutas de la tecnología de la información y las violencias del combate con drones, la guerra interminable y las masacres en ultramar que se producen sin apenas escándalo ni protesta.

Aunque a menudo se presentan como hazañas puramente tecnológicas, los videojuegos son también proyectos artísticos y, como tales, nos permiten comprender cómo la guerra y la violencia imperial se desarrollan bajo signos de apertura, transparencia y utopía digital. Pero el videojuego, como sostiene Christopher B. Patterson, es también una mercancía inherentemente asiática: su hardware se ensambla en Asia; sus jugadores de e-sports con más talento son de origen asiático; Nintendo, Sony y Sega han definido y dominado el género. Los juegos se basan en los discursos establecidos sobre Asia para proporcionar un espacio "asiático", una esfera lúdica de alteridad racial que abarca nociones de lo queer, lo exótico, lo extraño y lo erótico. A través de juegos como Overwatch, Call of Duty 4: Modern Warfare, Shenmue II y Alien: Isolation, Patterson hace una lectura contra el imperio jugando eróticamente, como hacen los jugadores, viendo los juegos como juguetes asiáticos que proporcionan nuevas pasiones, placeres, deseos y vínculos.