Ifigenia

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Contenido del libro:

Ifigenia: Diario de una señorita que escribía porque se fastidiaba (1924) es la primera de las dos novelas de la escritora venezolana Teresa de la Parra (París, 1889-Madrid, 1936). Su segunda novela, mucho más breve, Las memorias de Mamá Blanca (1929), fue una de las pocas escritas por una mujer admitidas en el canon hispanoamericano antes de la radical relectura de la tradición por las feministas en los años setenta y ochenta. Ifigenia, sin embargo, fue ignorada durante mucho tiempo, en parte debido a la controversia que suscitó cuando apareció por primera vez y a su uso sutil e incluso engañoso de una narración en primera persona. Recientemente, la novelista mexicana contemporánea Carmen Boullosa ha descrito Ifigenia como "una de las novelas más convincentes, inteligentes y seductoras en lengua) española", y ha calificado su reedición de "acto de justicia literaria elemental y necesario". En su época, Teresa de la Parra se mezcló con las vanguardias europeas y latinoamericanas, pero se resistió a su fascinación al tiempo que tomaba nota de sus lecciones. En su lugar, optó por respetar las reglas narrativas básicas del siglo XIX, pero las utilizó para describir un conflicto muy moderno: la necesidad de independencia económica e intelectual de las mujeres, y el destino trágico y nada edificante reservado a quienes no logran alcanzarla.

Eugenia, la joven, ingenua, pero ambiciosa, inteligente y culta protagonista/narradora de la novela, cuenta su propia historia, al principio en una carta confidencial a su mejor amiga, y después, a la siempre indulgente indulgencia de "Querido diario". La narración es por momentos ingeniosa, incluso burlonamente divertida, presuntuosamente autoimportante y conmovedora al revelar las tentaciones y dudas de una joven demasiado inexperta, presionada a elegir entre muy pocas alternativas. El relato confesional de Eugenia nos lleva por un fascinante recorrido a través del confinado universo de una señorita de clase alta en la Caracas de principios de los años veinte. Al principio, su viaje parece seguro e incluso prometedor, pero muy pronto el lector descubre que su mundo comparativamente privilegiado se parece poco al paraíso. Crecer, madurar, comprender, en este mundo significa renunciar al propio juicio, empequeñecerse, vivir la vida como una cadena de renuncias. El título alude al sacrificio. Unirse a este orden social es convertirse en víctima sacrificial, es cierto, pero la voz que escuchamos (construida socialmente, como todas las voces) es una prueba convincente de que todo necesita ser repensado urgentemente. La propia novela nos obliga a repensar, y paradójicamente lo hace pareciendo respetar las mismas reglas que asfixian a su heroína.

En esta edición, Elizabeth Garrels (MIT) ofrece un prólogo crítico y notas para ayudar al lector a descubrir la riqueza y complejidad de esta novela infravalorada durante mucho tiempo.