Ah, sí, independencia económica; esa es la realidad del mundo de hoy, todos la necesitamos a un cierto nivel y no podemos conseguirla trabajando por cuenta ajena.
Es cierto que hay trabajos bien remunerados que incluso pueden proporcionar un cierto nivel de vida. Sin embargo, la realidad es que esto no es nada comparado con la riqueza que una persona podría desarrollar si creara su propia empresa: de ahí la tendencia a emprender.
Esta tendencia ha arrastrado a todo el mundo, incluido el farmacéutico. ¿Cómo es posible que el farmacéutico caiga en semejante espiral cuando en realidad es una persona que contribuye en gran medida a mejorar nuestra calidad de vida, proteger el medio ambiente y crear empleo y riqueza? La explicación más probable es que el puente entre el laboratorio del químico y la sociedad no existe porque, como Ernest Solvay, el químico también debe ser emprendedor.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)