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En paisajes variados -de Chicago a Miami, de París a Río-, High Wire explora un territorio emocional universal: el "alambre inestable y delgado que todos debemos pisar" en "estos tiempos calamitosos, apenas traducibles". Pero el poeta traduce. Aquí, a través de la belleza cotidiana de las "caléndulas de rostro descarado" o del recuerdo macabro de un pescador ahogado, Stephen Anderson mira sin pestañear a las "cosas cortantes e irregulares", pero en última instancia da fe de la forma en que "las cosas verdaderas perduran". Estos conmovedores poemas sondean los bordes misteriosos de esas cosas verdaderas, esa "coyuntura de lo lúcido y lo luminoso". Sigue la visión de este poeta mientras nos trae "picados de halcón" o la "cocaína de puro genio" de Van Gogh, mientras nos recuerda que debemos maravillarnos ante la cornucopia, antes de que los momentos "pasen de largo como luciérnagas en la noche".
-Kimberly Blaeser, autora de Anhelo de cobre, poeta laureada de Wisconsin 2015-16.
Los poemas de High Wire, de Stephen Anderson, atrapan y cautivan constantemente al lector, ya sea visitando la casa de Neruda y cosechando poemas escritos en hojas o atendiendo a su madre moribunda en el hospital. El enfoque de los poemas de esta colección es verdaderamente cosmopolita, yendo de Milwaukee a Chile, de Panamá a París, de Brooklyn a México, con cada poema más bien como "un campo de girasoles iluminando el camino". Como en el título de uno de los poemas, "Buscando conchas marinas", Anderson siempre está en busca de ese atisbo momentáneo en el que la realidad asoma por la superficie de la creación. Como Karl Wallenda haciendo equilibrios en una cuerda floja, Anderson atraviesa ágilmente esta cuerda floja, y cada poema es un exitoso paso por encima del abismo.
- Timothy Walsh, autor de Cuando el mundo era de tracción trasera.
En High Wire, los poemas nuevos y seleccionados de Stephen Anderson, nos encontramos con un hablante que sueña para nosotros con "ver la vida con el corazón" en medio de "tuberías de chapa, terrones de hierro oxidado, envoltorios de Big Mac y cajas de pizza y vertederos tóxicos". La temprana experiencia de Anderson como miembro del Cuerpo de Paz en Chile y profesor universitario en Londres confieren a los poemas peso político y alcance global. Sus poemas ofrecen dolor y esperanza, creyendo, en "Song of Graffiti", que lo que se dice importa, puede "avivar una guerra y, más tarde, suplicar la paz"... "dar la vuelta a una vida". Se trata de un poeta que equilibra una mirada clara y un corazón abierto en un acto propio de la cuerda floja.
- Robin Chapman, autor de El único hogar que conocemos.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)