Hetty Green: La primera dama de Wall Street

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Título original:

Hetty Green: The First Lady of Wall Street

Contenido del libro:

Hetty Howland Green (1834-1916), nacida Hetty Howland Robinson y conocida en sus últimos años como La bruja de Wall Street, nació en la ciudad ballenera de New Bedford, Massachusetts, de padres cuáqueros. Esta biografía narra el extraordinario ascenso de Hetty Green en la pirámide de la riqueza hasta el punto de que, en los primeros años del siglo XX, se la identificaba como la mujer más rica de Estados Unidos.

Este libro, que forma parte de una serie de biografías breves de importantes magnates, ofrece una visión de la vida y los métodos de una de las primeras y más influyentes mujeres de negocios de Estados Unidos. Examina el origen de su riqueza y su método para aprovecharla. También describe a quienes la ayudaron o frustraron en su camino.

130 páginas. Incluye un árbol genealógico, lecturas complementarias, cronología e índice.

La autora mira más allá de la imagen caricaturesca de una persona en el ojo público y pretende revelar a la persona real en cuestión. La imagen pública de Hetty, al menos en los últimos años, poseía algunos elementos de su verdadera naturaleza, pero omitía muchos aspectos importantes que eran oscuros (o en algunos casos, incluso deliberadamente opacos, hechos así por la propia Hetty, por razones propias). Ciertamente no era una santa (como ella misma habría sido de las primeras en admitir, aunque quizá no la primera), pero tampoco era una endemoniada financiera. Probablemente fue, sin embargo, en su época la mujer más rica de Estados Unidos, y posiblemente del mundo, poseyendo cuando murió una fortuna personal de al menos 100 millones de dólares, la mayor parte de la cual había acumulado ella misma.

A diferencia de muchos magnates de su época, Hetty no creó grandes industrias ni desempeñó un papel importante en los acontecimientos mundiales. La mayor parte de su fortuna fue a parar a las arcas de varias organizaciones benéficas y no dejó monumentos a su memoria, como las mansiones palaciegas de los Vanderbilt o las bien dotadas instituciones educativas de Andrew Carnegie. En su lugar, la propia vida de Hetty se erige como su monumento conmemorativo, un ejemplo (hay que reconocer que poco frecuente) de una mujer de la era victoriana que, de forma constante, metódica e incluso a veces obstinada, creó una fortuna multimillonaria sin importarle las opiniones de los demás, y lo hizo en un mundo en el que muchos habrían pensado que tal hazaña era imposible, al menos antes de que Hetty la consiguiera.