Puntuación:
Heridas que dan la vida es un libro compasivo y perspicaz diseñado para hijos adultos de divorciados, que ofrece orientación práctica, historias personales y perspectivas teológicas que promueven la curación y la comprensión de las complejas emociones derivadas de la separación de los padres. Los autores, Dan y Bethany Meola, se basan tanto en sus experiencias profesionales como en sus puntos de vista personales para crear un recurso que resuena profundamente en su audiencia.
Ventajas:Ofrece empatía y validación para el dolor de los hijos adultos del divorcio.
Desventajas:Combina consejos prácticos con reflexiones espirituales desde una perspectiva católica.
(basado en 24 opiniones de lectores)
Life-Giving Wounds: A Catholic Guide to Healing for Adult Children of Divorce or Separation
Según las estadísticas, más de la mitad de la población de Estados Unidos sufrirá el divorcio de sus padres. Sin embargo, por muy "normal" que llegue a ser, el divorcio siempre inflige una profunda herida a las familias, no sólo a los padres, sino también a los hijos, ya sean pequeños o mayores. Los hijos del divorcio están fracturados a nivel de su propio ser: corazón, mente y alma. Si no se atiende, esta ruptura puede dolerles el resto de sus vidas, mellando sus relaciones, su fe y su capacidad de alegría.
Heridas que dan la vida ofrece un camino de recuperación a los hijos adultos del divorcio y la separación, y una referencia exhaustiva para quienes los aman y cuidan. Daniel y Bethany Meola se basan en su experiencia personal, su formación teológica y su investigación académica -así como en su trabajo de acompañamiento a cientos de hombres y mujeres procedentes de hogares rotos- para ofrecer una guía compasiva, espiritualmente rica y psicológicamente sólida que sigue los pasos del único y verdadero sanador: Jesucristo.
Los lectores de Heridas que dan vida aprenden a reconocer las numerosas rupturas causadas por el divorcio y, lo que es más importante, a encontrar una nueva vida afligiéndose, rezando, esperando, amando, perdonando, confiando y comprometiéndose con la propia vocación. En la Resurrección, Dios convierte el sufrimiento en algo infinitamente bello: la redención. Aquí es donde encontramos la curación que perdura. Nuestras heridas pueden permanecer con nosotros -como las de Cristo con él-, pero pueden, como las suyas, empezar a dar vida.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)