Puntuación:
El libro ofrece un análisis profundo y perspicaz de la situación política actual en Sudáfrica, centrándose en los problemas de la corrupción, la falta de liderazgo y la necesidad de acción pública. Combina la información objetiva con las opiniones y sugerencias de soluciones del autor. Aunque muchos lectores aprecian la perspicacia y claridad de los argumentos del autor, algunos consideran que el contenido es repetitivo o carece de información nueva.
Ventajas:⬤ Bien escrito y perspicaz
⬤ proporciona una comprensión clara de los retos políticos de Sudáfrica
⬤ ofrece soluciones prácticas
⬤ sensibiliza sobre cuestiones importantes
⬤ explora de forma atractiva las consecuencias de un liderazgo deficiente
⬤ hace hincapié en el papel del público en el futuro del país.
⬤ Algunos lectores lo encontraron aburrido o poco original
⬤ no aporta mucha información nueva para quienes ya están familiarizados con la política sudafricana
⬤ algunas críticas sobre la exactitud de los hechos presentados
⬤ puede resultar aleccionador o pesado de leer.
(basado en 44 opiniones de lectores)
We have now begun our descent
12 DE FEBRERO DE 2015. Los servicios secretos sudafricanos bloquean los teléfonos móviles de los periodistas que cubren el Parlamento.
Los miembros del partido de la oposición son expulsados violentamente de la Cámara. El presidente Jacob Zuma, acusado de corrupción a gran escala, ríe a carcajadas. ¿Hacia dónde se dirige el país de Nelson Mandela? Las instituciones de la democracia se están desmoronando o están siendo capturadas por una élite estrecha y profundamente corrupta creada en torno a Zuma.
Sus infraestructuras se desmoronan. Su economía no puede socorrer a los ocho millones de personas que no tienen trabajo. Las protestas por la prestación de servicios van en aumento.
¿Tiene Sudáfrica la determinación y el liderazgo necesarios para frenar su caída? En un himno a su país devastador, mordaz y honesto, la célebre periodista y comentarista política Justice Malala obliga a Sudáfrica a enfrentarse cara a cara con el país en que se ha convertido: corrupto, plagado de delincuencia, comprometido y con sus instituciones capturadas por una élite política egoísta empeñada en enriquecerse a costa de las masas cada vez más marginadas. En esta reflexión profundamente personal, el diagnóstico de Malala es devastador: Sudáfrica está al borde del abismo. No se detiene ahí.
Malala cree que tenemos los ingredientes para darle la vuelta a la situación: nuestra alabada Constitución, nuestra riqueza de talento, nuestra historia de activismo y una trayectoria democrática que puede servir para impedir que la podredumbre se instale. Pero tiene una advertencia: Los sudafricanos tienen que despertar ya, o pronto descubrirán que les han robado el país.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)