Hablar en nombre de los árboles: El viaje de mi vida desde la antigua sabiduría celta hasta una visión sanadora del bosque

Título original:

To Speak for the Trees: My Life's Journey from Ancient Celtic Wisdom to a Healing Vision of the Forest

Contenido del libro:

Las sorprendentes ideas de la botánica, bioquímica y visionaria canadiense Diana Beresford-Kroeger sobre la vida oculta de los árboles ya han provocado una revolución silenciosa en la forma en que entendemos nuestra relación con los bosques. Ahora, en un relato cautivador de cómo su vida la llevó a estas ideas esclarecedoras y cruciales, nos muestra cómo los bosques no sólo pueden curarnos, sino también salvar el planeta.

Cuando Diana Beresford-Kroeger -cuyo padre era miembro de la aristocracia angloirlandesa y cuya madre era una O'Donoghue, una de las familias baluarte que perpetuaron las antiguas tradiciones celtas- quedó huérfana de niña, podría haber sido enviada a las Lavanderías de la Magdalena. En lugar de ello, los ancianos O'Donoghue, en su mayoría eruditos y agricultores del valle de Lisheens, en el condado de Cork, la acogieron bajo su protección. Diana se convirtió en la última pupila de la ley Brehon. A lo largo de tres veranos, le enseñaron los caminos de la tríada celta de mente, cuerpo y alma. Esto incluía la filosofía de la curación, las leyes de los árboles, la sabiduría Brehon y el alfabeto Ogham, todo ello arraigado en una visión de la naturaleza que veía los árboles y los bosques como fundamentales para la supervivencia y la espiritualidad humanas. Diana, que ya era una erudita precozmente dotada, descubrió que su arraigo en las formas ancestrales la conducía a nuevos conceptos científicos. De esa enorme visión holística surgieron las observaciones que la situaron a la vanguardia de su campo: el descubrimiento de árboles madre en el corazón de un bosque.

El hecho de que los árboles son una biblioteca viviente, tienen un lenguaje químico y se comunican en un mundo cuántico.

La idea principal es que los árboles curan a los seres vivos a través de los aerosoles que liberan y que son portadores de una gran riqueza de antibióticos naturales y otras sustancias curativas.

Y, quizá lo más significativo, que plantar árboles puede regular activamente la atmósfera y los océanos, e incluso estabilizar nuestro clima.

Este libro no es sólo la historia de una notable científica y de sus ideas, sino que recoge todos sus poderosos conocimientos sobre por qué los árboles importan, y por qué los árboles son una solución viable y factible al cambio climático. Diana nos muestra elocuentemente que si somos capaces de comprender las intrincadas formas en que la salud y el bienestar de todo ser vivo están conectados con el bosque global, y de reforzar esas conexiones, aún tendremos tiempo de enmendar los caminos autodestructivos que están conduciendo a drásticos incendios, sequías e inundaciones.