William of Ockham: On Heretics, Books 1-5 and Against John, Chapters 5-16
Los teólogos y juristas eclesiásticos de la época de Guillermo Ockham estaban de acuerdo en que un Papa podía convertirse en hereje. Según Ockham, eso había sucedido con el Papa Juan XXII.
La primera parte del Diálogo de Ockham pretende demostrar que Juan era un hereje y exponer lo que debía hacerse para apartarlo del papado. Las cuestiones relevantes se discuten en una larga conversación entre Maestro y Alumno en la que no se exponen directamente las propias opiniones de Ockham. En Contra Juan, Ockham deja muy claras sus opiniones.
Según Ockham, ningún individuo u órgano de la Iglesia es infalible, ni siquiera el Papa o un concilio general.
El error religioso puede extenderse casi por toda la Iglesia. Pero siempre habrá un remanente que no caiga en el error.
Así, un individuo disidente o una minoría pueden tener razón. Entre los cristianos debe existir, por tanto, libertad de expresión. Cualquier cristiano, hombre o mujer, culto o analfabeto, puede exponer una opinión y argumentarla "mil veces", frente a la contradicción del propio Papa, sin ser un hereje, aunque la opinión sea en verdad una herejía.
Lo que hace que un creyente en una herejía sea un hereje es la pertinacia, es decir, la falta de voluntad para escuchar o la falta de voluntad para cambiar de opinión, incluso si la evidencia contraria se explica claramente. Un signo claro de pertinacia es el intento de imponer el error coercitivamente. Según Ockham, el Papa Juan XXII era un hereje, y por lo tanto ya no era Papa, porque intentó imponer herejías coercitivamente.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)