Guerreros alpinos

Título original:

Alpine Warriors

Contenido del libro:

Aunque Yugoslavia consiguió evitar verse implicada en la Segunda Guerra Mundial hasta 1941, los ejércitos alemanes invadieron el país en abril de ese año y la defensa yugoslava se derrumbó en menos de dos semanas. El estado de Eslovenia se repartió entre Alemania, Hungría e Italia. Grupos partisanos, bajo el liderazgo de Josip Tito, consiguieron liberar el estado en 1945, y entonces comenzó un periodo de relativa calma, bajo el benévolo gobierno de Tito. Comunista, empezó a distanciarse de la Unión Soviética, buscando modelos económicos occidentales mientras Yugoslavia luchaba por reconstruirse. Durante los treinta años que siguieron a la guerra, el pasaporte yugoslavo era uno de los mejores del mundo, y los yugoslavos podían viajar libremente si tenían dinero. La mayoría no lo tenía.

Pero los alpinistas sí. A través de programas gubernamentales centralizados que establecían elaborados regímenes de entrenamiento y expediciones al extranjero apoyadas por el Estado, los alpinistas yugoslavos empezaron a realizar impresionantes ascensiones en el Himalaya ya en 1960. A principios de los 70, ya habían escalado los ochomiles. Aunque no eran exclusivamente eslovenos, los equipos estaban dominados -como es lógico- por escaladores eslovenos, ya que Eslovenia cuenta con los Alpes Julianos. Los Alpes Julianos, una cadena de picos calcáreos ferozmente escarpados, constituían el terreno de entrenamiento ideal para los escaladores eslovenos, tanto en verano como en invierno. Las inquietantes caras norte y las afiladas crestas les enseñaron las técnicas que necesitarían en las montañas más altas del planeta: el Himalaya.

Pero cuando Tito murió en 1980, se acabó la calma. El conflicto interétnico y el declive económico desgarraron el país. El líder comunista serbio, Slobodan Milosevic, encabezó la carga con lo que parecía una estrategia imparable de agresión y opresión. Pero se equivocó al interpretar la fuerza y el carácter de varios estados yugoslavos, incluido el más septentrional: Eslovenia. En el verano de 1991, Eslovenia era un país independiente.

Eslovenia continuó la tradición de apoyo a los escaladores, y el éxito engendra éxito. En 1995, todos los ochomiles habían sido escalados por equipos eslovenos. Y en los diez años siguientes, algunas de las escaladas más espectaculares y futuristas fueron realizadas por escaladores eslovenos. Aparte de unas pocas superestrellas, la mayoría de estos asombrosos atletas siguen siendo desconocidos en Occidente.

¿Qué impulsó esta actuación en el Himalaya de una nación minúscula de apenas dos millones de habitantes? La vida en Eslovenia durante este periodo se definía por la escasez, la preocupación por los conflictos étnicos y las malas condiciones de vida. Sin embargo, al igual que había sucedido en Polonia, su vecina del norte, los escaladores eslovenos parecían prosperar y sobresalir en estas duras condiciones, estableciendo estándares que ningún otro país podía replicar. Hard Climb to Freedom explora la explosión del alpinismo esloveno en el contexto de su turbulenta historia política.