Grandes mujeres americanas de la ciencia y el medio ambiente

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Título original:

Great American Women in Science and Environment

Contenido del libro:

¿Por qué se interesa alguien por la ciencia? ¿Por qué debería alguien preocuparse por salvar el medio ambiente? En parte, por curiosidad. Curiosidad, con algo de apoyo e inspiración. En "Grandes mujeres americanas de la ciencia y el medio ambiente", conocemos a algunas mujeres muy curiosas que desde muy jóvenes sienten un gran interés por la ciencia y la naturaleza.

Elizabeth Blackwell, la tercera de ocho hermanos, era necesaria para el cuidado de enfermos, pero fue una mujer enferma quien la animó a estudiar para ser nuestra primera mujer médico. Fue aceptada en el Geneva College porque los estudiantes, todos varones, votaron que sí y pensaron que todo era una broma. Pero ella se presentó y ¡los sorprendió a todos! Más tarde, tendría que abrir su PROPIO hospital para mujeres y niños para que la tomaran en serio. La madre de Rachel Carson le enseñó a acoger la naturaleza a las puertas de su casa; más tarde se convertiría en el único sostén de la familia y se ganaba la vida escribiendo para el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos (su nombre actual) antes de que un amigo le sugiriera que escribiera sobre los peligros del DDT.

Algunas mujeres "cayeron" en su vocación, como Erin Brockovich. Era divorciada y madre de tres hijos. Había sido una chica fiestera en el instituto y la universidad, pero tenía que lidiar con la dislexia, un problema de aprendizaje. Después de que un accidente de coche requiriera la ayuda de un abogado, decidió trabajar para el abogado Ed Masry y aprender más sobre todos los enfermos que vivían en la ciudad de Hinkley, California. Su enorme demanda contra la empresa contaminante PG&E la convirtió en una gran celebridad cuando se rodó una película sobre su vida. Julia "Butterfly" Hill no había planeado pasar más de un año de su vida en una alta secuoya para protegerla, pero algunas cosas son demasiado importantes para ignorarlas. Y Madam C. J. Walker "tenía" que encontrar una forma de curar su creciente calvicie y dejar de lavar la ropa en grandes bañeras todo el día, lo cual era agotador. Así que se convirtió en su propia química y -- Presto -- ideó productos para el cuidado del cabello para ayudar a otras mujeres afroamericanas a tener productos orientados a su propio cabello. También ayudó a crear una fuerza de ventas de mujeres negras para sus productos, probablemente su mayor contribución a la sociedad estadounidense a principios del siglo XX. Pero hubo fricciones en su matrimonio y ella siguió adelante sin él.

En el libro hay otras personas cuyas historias de resistencia, curiosidad y valentía deberían inspirar a jóvenes y mayores a trabajar por un futuro mejor. Necesitaremos ideas para crear nuevas fuentes de energía, satisfacer las necesidades de ciberseguridad -Grace Hopper, la madre de la programación informática moderna, también tiene un capítulo-, curar diversas enfermedades, conseguir que la gente pueda ir al planeta Marte en el futuro. Las posibilidades están ahí fuera, como demuestran estas jóvenes.

Erin Brockovich habló en el Catawba College de Carolina del Norte en 2016. Una cosa conmovedora que dijo fue que a veces tienes que depender de ti misma para marcar la diferencia en este mundo, como las mujeres de "Grandes mujeres americanas". Dijo: "A veces, tienes que ser tu propio héroe". Gertude Elion, investigadora, se tomó este consejo muy a pecho, ayudando a crear fármacos para curar la leucemia infantil, a pesar de que su supervisor George Hitchings se llevaba todo el mérito. (Finalmente recibió el Premio Nobel en 1988. Su equipo también creó el AZT, que ayuda a sobrevivir a las víctimas del virus del sida. )