Gnther Frg: Zwlf Bleibilder: 1989

Contenido del libro:

G nther F rg - su última publicación

Esta publicación presenta por primera vez doce pinturas sobre plomo de gran formato de G nther F rg (cada composición de 240 x 160 cm) de 1989. Gracias a la impresión fotográfica de alta calidad técnica, las grandes reproducciones a toda página, de 31 x 21 cm respectivamente, transmiten una impresión inmediata, hasta ahora difícilmente alcanzable, del efecto que producen los originales. Y es que, como dice Max Wechsler en su texto, el atractivo especial de las pinturas al plomo reside, entre otras cosas, en la materialidad específica y la sustancia única de esta superficie pintada tan poco habitual. También está el color especial del plomo, que, oscilando entre el gris iridiscente y el azul, parece una oscura tormenta amenazadora con sus infinitas gradaciones de penumbra que confluyen en un fino juego de pátinas naturales y artificiales. Estas superficies aparentemente orgánicas se ven contrarrestadas por la aplicación pictórica de las figuraciones geométricas rectas de las secciones. Esta sutil oposición da lugar a una tensión dinámica en la que los programas compositivos sistemáticos y el examen más intuitivamente desarrollado de las -relaciones entre los colores encuentran expresión en su máxima concentración. Sin duda, esto tiene que ver con el hecho de que la aplicación de la pintura sobre el plomo fluye manifiestamente casi sin resistencia, lo que a su vez halaga la notoria afición de G nther F rg por la rapidez.

Una de las razones de este rápido flujo reside en el hecho de que esta superficie es absolutamente no-absorbente y la pintura simplemente se acumula en la superficie de la forma en que se deposita. Britta Schroeder, la segunda autora del libro, capta el efecto sobrecogedor de estas simples divisiones del campo de color --causadas por una pintura líquida que fluye rápidamente-- como un universo cerrado: El color no se impone al exterior, sino que se pega a la superficie como a un imán. En muchos de ellos, se teme que se traguen partes del cuadro si se fija la vista en ellos durante demasiado tiempo. Pero, para compensar, te sumerges en un vórtice de color que te recoge como si cayeras de cabeza en un agujero negro.