Función social de la ciencia

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Título original:

Social Function of Science

Contenido del libro:

J. La importante y ambiciosa obra de J. D. Bernal, "La función social de la ciencia", se publicó por primera vez en enero de 1939. Como sugiere el subtítulo - "Lo que la ciencia hace", "Lo que la ciencia podría hacer"- consta de dos partes. Ambas constan de ocho capítulos. Parte 1: "Lo que hace la ciencia": Introducción, Historia, La organización actual de la investigación científica en Gran Bretaña, La ciencia en la educación, La eficacia de la investigación científica, La aplicación de la ciencia, La ciencia y la guerra y La ciencia internacional. Parte 11: "Lo que la ciencia podría hacer": La formación del científico, La reorganización de la investigación, La comunicación científica, La financiación de la ciencia, La estrategia del progreso científico.

La ciencia al servicio del hombre, Ciencia y transformación social y La función social de la ciencia.

En palabras del biógrafo de Bernal, Andrew Brown, "La función social de la ciencia... fue el intento de Bernal de garantizar que la ciencia dejara de ser un mero ámbito protegido de investigación intelectual y tuviera como función inherente la mejora de la vida de la humanidad en todas partes". Fue un tratado pionero tanto en la exploración del alcance de la ciencia y la tecnología en el diseño de políticas públicas, con Bernal argumentando que la ciencia es el principal agente de cambio en la sociedad, como en el diseño de políticas que optimizaran la forma en que se organizaba la ciencia. La sensación de guerra inminente emerge claramente. Bernal deploró la aplicación de los descubrimientos científicos para hacer la guerra cada vez más destructiva, al tiempo que reconocía que la mayoría de los avances científicos y técnicos tienen su origen en exigencias militares, tanto por la voluntad de gastar dinero como por la prima que se concede a la novedad en tiempos de guerra'.

Anticipándose en dos décadas al cisma que C. P. Snow denominó "Las dos culturas", Bernal señaló que "la ciencia altamente desarrollada se encuentra casi aislada de la cultura literaria tradicional". Le pareció erróneo. Citando de nuevo a Andrew Brown, "para él, la ciencia era una empresa creativa que seguía dependiendo de la inspiración y el talento, tanto como en la pintura, la escritura o la composición".

La importancia de este libro fue tal que, veinticinco años después de su publicación, se publicó una colección de ensayos, "La ciencia de la ciencia", en parte para celebrarlo, pero también para explorar muchos de los temas que Bernal había desarrollado en un principio.