Ferrocarriles de West Cork: Nacimiento, belleza y traición

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Título original:

West Cork Railways: Birth, Beauty and Betrayal

Contenido del libro:

Chris Larkin, entusiasta del ferrocarril e historiador, recuerda con cariño la vida del sistema ferroviario de West Cork en este diario de viaje, que permite a los lectores subirse a un tren de West Cork y saborear el viaje de una época pasada. A bordo, ¡puede que incluso conozca a alguna celebridad!

Ferrocarriles de West Cork lleva al lector en un viaje en el tiempo desde la hambruna hasta los movidos años sesenta. Siéntese en un asiento y déjese llevar desde su casa de West Cork hasta pueblos y ciudades, llevando consigo los sueños, necesidades y aspiraciones de los viajeros de antaño. Observe la vida ferroviaria y la armoniosa existencia de perros, gatos, gallinas, patos y gansos en los pasos a nivel. Los entusiastas del ferrocarril saborearán las descripciones detalladas de las estaciones, la longitud de las líneas, las locomotoras de vapor y los vagones, mientras que los interesados en la historia social disfrutarán con las descripciones de las casas de los guardagujas y las listas de personas, incluidas las que trabajaron en la línea Cork - Beara.

Esta maravillosa publicación ofrece un registro visual e histórico único de los ferrocarriles de West Cork. Completamente ilustrado, el material de Irish Railway Records se complementa con imágenes únicas y poco comunes procedentes de colecciones privadas y del London Illustrated News. Fotografías, carteles antiguos, postales, diapositivas en color, billetes, anuncios e imágenes de objetos ferroviarios llenan las páginas.

El ferrocarril trajo mucha prosperidad a la región; sin embargo, han pasado décadas desde su desaparición en 1961 y el rápido deterioro físico de la línea. La vida en West Cork continuó, aunque de forma diferente. Aunque hoy en día la conectividad se mide en velocidad, este ferrocarril se recuerda con cariño por unir a sus gentes. Desgraciadamente, si hubiera aguantado 12 años más hasta la entrada en la CEE (1973), se habría conservado el derecho de paso del ferrocarril para las generaciones futuras.