Fantoches 1926

Contenido del libro:

"Pero, desgraciadamente, así es La Habana. Imposible cambiar su condición de puerto, de encrucijada, ni su cosmopolitismo, su inmigración viciosa, sus escondrijos propiciatorios, su mezcla de razas, su sol ardiente, todo ese diabólico enredo de factores y circunstancias que es aquí, entre nosotros, el tablero donde se juegan las partidas turbias del amor y del odio"(Rubén Martínez Villena, 68).

A lo largo de 1926, la revista literaria Social publica la narrativa de detección Fantoches (Títeres), un esfuerzo colectivo de once escritores y once ilustradores asociados al Grupo Minorista. A medio camino entre una improvisación colectiva surrealista y una novela policíaca británica, Fantoches 1926 es una creación única, una confluencia de corrientes intelectuales que combinan las innovaciones de las vanguardias europeas y los movimientos sociopolíticos autóctonos de los inicios de la República de Cuba. Obra irreverente influida por las novelas de sensaciones británicas y los romans a clef franceses, Fantoches difumina las fronteras que separan la ficción de la realidad al presentar a escritores como personajes e incorporar ensayos analíticos a la trama.

La inclusión de digresiones sobre la herencia africana de Cuba anticipa las obras de madurez de escritores y artistas de los años treinta como Carpentier, Guillén, Abela y Enríquez. Esta edición, extraída de los ejemplares de Social de la colección de la Biblioteca Pública de Nueva York, reproduce las ilustraciones y ornamentaciones tipográficas del original.

Los cambios editoriales se han mantenido al mínimo, modernizando la ortografía de fue, vio, dio y otras palabras monosilábicas, y normalizando la ortografía de algunos nombres que varían entre autores. En unas pocas ocasiones se han cambiado grafías inusuales que se interpretaron como errores tipográficos ("vendabal" por "vendaval"; "Brocadero" por "Trocadero").

El subtítulo original "Una novela moderna de doce escritores cubanos" se cambió por "Once escritores cubanos", ya que el mismo autor, Carlos Loveira, escribe el primer y el último capítulo.