Los documentales de todos los géneros en televisión, cine y en línea sólo desarrollan su poder informativo cuando se estructuran dramatúrgicamente como narraciones, no como refritos. Tienen que tocar las emociones del público para que la información pueda ser comprendida. Las herramientas para ello son la frase narrativa, los hilos rojos, los patrones dramatúrgicos elementales, la interacción concentrada de los seis narradores cinematográficos, el objetivo emocional y el objetivo argumental y la lógica polarizadora característica de las narraciones.
Los documentales deben crear una referencia verificable a la realidad de la vida del público a través de la estructura y el diseño cinematográfico. Esta es su diferencia esencial con los largometrajes, que sólo pueden ser verosímiles y auténticos en su respectivo cosmos narrativo definido. En el cine documental se pueden utilizar las mismas herramientas y patrones de la dramaturgia de ficción, pero con una intención y un efecto diferentes: tienen que encontrarse con la realidad de la vida.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)