Fair Oaks

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Contenido del libro:

Fair Oaks, en las estribaciones suavemente onduladas a lo largo de la autopista 50, tiene algo en común con su inmenso vecino, Sacramento.

Los primeros especuladores de tierras, políticos y hombres de negocios de Chicago formaron una sociedad para vender una de sus «Colonias Sunset», merecidamente apodada Fair Oaks, prometiendo sistemas de agua y un ferrocarril suburbano para ayudar a los colonos a cultivar cítricos premiados. Los agricultores acudieron, pero cuando los inversores se retiraron hacia el este, el ferrocarril y el agua no habían aparecido.

Un grupo inversor posterior sí construyó un puente y un ferrocarril, lo que animó a más agricultores hasta que, en plena Gran Depresión, la naturaleza se ensañó con la tierra y congeló todos los cítricos. Pero florecieron otros cultivos de huertos y viñedos, mientras que más puentes y la proximidad a la capital del estado ayudaron a transformar el pueblo agrícola en un encantador suburbio, donde los residentes todavía pueden reunirse en la cafetería local o enfrentarse a los rojos acantilados y a las caudalosas aguas del río American.