Éxitos cercanos y clásicos perdidos

Título original:

Near Hits and Lost Classics

Contenido del libro:

Lo que no encontrará en este libro: desesperación, cinismo, bromitas, petulancia, atajos, hipocresía, falta de sinceridad. Lo que sí encontrará: un romanticismo moderno, una erudición asombrosa, una dosis de idealismo bien situado, inventiva formal y, sobre todo, niveles deslumbrantes de compasión. Esta colección de poemas tempranos de Quincy R. Lehr encuentra al poeta revisitando sus días como peregrino urbano navegando por la vida y la sociedad en la metrópolis con el tipo de sabiduría observadora que no sermonea desde las montañas sino que está viva en el momento. Este libro supera con creces el estatus de relámpago del pasado y debería considerarse una lectura esencial. Agudizará las texturas del mundo que ves y te hará empatizar más profundamente con los seres humanos que te rodean: los que conociste, los que conoces y los que aún no conoces.

Anton Yakovlev.

Quincy Lehr es esa rara especie de escritor, un narrador de ojos abiertos que es a la vez agente y observador. Entre bastidores, a veces entre las luces, quizá listo para entrar, quizá no, a menudo oscurecido u oscureciendo, pero siempre en el patio de butacas, siempre observando. Estos poemas rebosan de la energía y la inquietud de un joven, encajan con la pena y el arrepentimiento. Como debe ser. Eso no significa que sean simples guiones confesionales. Es un poeta demasiado bueno para el llanto sin salida. Se trata de una búsqueda, a menudo muy divertida. (Sin embargo, a pesar de todo el brío, la competencia ágil y las ocurrencias de moda, hay una inteligencia reflexiva y, en el mejor sentido posible, preocupada, en la que tiene lugar la revisión, buscando las conexiones que puede haber pasado por alto en el camino que conduce hasta aquí, ocultando la preocupación en la perplejidad cuando las respuestas no aparecen.

Ross Hattaway.

Tres tipos entran en un tiki bar donde Quincy Lehr está leyendo. Se parece vagamente a un desertor de un ejército del Pacto de Varsovia. Dice: "El general es sólo una broma / A costa de algo más particular". Dice: "Un cartógrafo ciego traza / El todo en el que intentamos situar cada parte". Él dice: "No tengo parte en / Las escenas fundamentales." Y termina. Los tres chicos aplauden, vitorean, levantan las vigas. Le invitan a una copa que contiene ron y una cereza y está coronada por una sombrilla de papel. Se presentan: Juvenal, Hardy, Eliot. Los cuatro hablan hasta bien entrada la noche. Yo les sirvo y pago la cuenta.

R. S. Gwynn.