Exilio al paraíso: Salvajismo y civilización en París y el Pacífico Sur, 1790-1900

Título original:

Exile to Paradise: Savagery and Civilization in Paris and the South Pacific, 1790-1900

Contenido del libro:

Según el poeta Victor Hugo, el año 1870/71 fue el año terrible de Francia. El país sufrió una humillante derrota a manos del ejército prusiano y los parisinos soportaron un cruel asedio. Tras el asedio, París estalló y los revolucionarios proclamaron el nacimiento de la Comuna de París. El gobierno conservador de la joven Tercera República retrató a los comuneros como salvajes destructores de la civilización. Los comuneros fueron descritos como plagados del pecado original, la naturaleza maligna del hombre caído y la degeneración atávica. Estos supuestos rasgos los alineaban con los pueblos tribales, de los que comúnmente se pensaba que estaban alejados de la justicia, la libertad y el amor divino. El castigo de los comuneros era extraño.

Unos 4.500 revolucionarios se exiliaron a la colonia de Nueva Caledonia, en el Pacífico Sur, con la esperanza de que las verdades inherentes a la naturaleza inculcaran en sus mentes una moral natural. Sin embargo, el gobierno francés no había tenido suficientemente en cuenta la presencia de los indígenas de estas "islas salvajes", los canacos melanesios. Si Nueva Caledonia iba a moralizar a los comuneros, ¿cómo era posible que los canacos, que llevaban miles de años viviendo en esas tierras, no se beneficiaran también de esa influencia moralizadora? Esta fue sólo la primera paradoja provocada por la deportación de los "salvajes políticos" parisinos a la tierra de estos "salvajes naturales". Los sorprendentes paralelismos e interacciones entre melanesios y parisinos en su enfrentamiento con las fuerzas de la civilización francesa constituyen la sustancia de este libro. Explora temas como la historia del yo, la moralización como medio para la civilización, la nostalgia como enfermedad mortal, y el humanitarismo colonial y la hibridez de género. El intento francés de imponer una norma moral universal y una forma particular de "yo civilizado" a los comuneros y canacos provocó temibles batallas, acerbas inversiones retóricas y revisiones ficticias a través de las cuales las identidades de oposición y los "yoes" no civilizados adquirieron forma y solidez.

Este libro sitúa el imperialismo moral en el contexto del republicanismo francés y señala los inicios de una época (la década de 1910) en la que el reconocimiento, y no la dominación, del otro alcanzó un lugar de honor en la teoría francesa.