Esto defenderemos: Un veterano no combatiente sobre la guerra y sus secuelas

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Título original:

This We'll Defend: A Noncombat Veteran on War and Its Aftermath

Contenido del libro:

En junio de 1990, Paul Crenshaw se embarcó rumbo a Fort Sill, Oklahoma, para realizar el entrenamiento básico de la Guardia Nacional. En agosto, el mundo se preparaba para la guerra.

Saddam Hussein había invadido Kuwait, y cada día llegaban más noticias de movilización de fuerzas. Durante semanas le dijeron a Crenshaw que iba a ir a la guerra, pero después de graduarse volvió a su casa en Arkansas y veía la CNN todas las noches, mintiendo sobre lo mucho que deseaba estar allí. Crenshaw sirvió seis años, de 1989 a 1995, en una unidad de artillería de defensa aérea de la Guardia Nacional de Arkansas.

Vio cómo la unidad de su padrastro era activada para la Tormenta del Desierto y cómo su propia unidad era activada para salvar a los pollos de Arkansas.

Más tarde, tras salir del ejército, empezó a cuestionarse las razones de las guerras que libramos. Los ensayos que aquí se recogen siguen su paso por el servicio, desde la instrucción básica hasta los ejercicios de fin de semana de la Guardia Nacional, y los años posteriores.

Crenshaw pasa de ser un recluta entusiasta a un padre preocupado por la posibilidad de que sus hijas se alisten. Es testigo del impacto de los aviones contra las Torres Gemelas y de dos guerras más que surgen de las cenizas de la anterior. Escribe como un soldado que no ha visto el combate, pero que se pregunta qué puede hacerles el combate constante al que se enfrentan los soldados estadounidenses, cómo les afecta y cómo las guerras que libramos nos afectan a todos.

Con una prosa a veces lírica y a veces áspera, estos ensayos reflexionan profundamente sobre la cultura estadounidense y la vida militar: con qué facilidad nos tragamos las ideas del bien contra el mal, nosotros contra ellos. Cómo vemos a los soldados como héroes cuando la mayoría de las veces son jóvenes que apenas tienen edad para afeitarse. Cómo regresan a casa rotos, y nosotros nos limitamos a ondear nuestras banderas en lugar de intentar arreglarles a ellos y a las ideas que les enviaron a la guerra.