Esqueletos: El armazón de la vida

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Título original:

Skeletons: The Frame of Life

Contenido del libro:

Hace más de 500 millones de años la vida en la Tierra dio un paso increíble en su evolución, cuando los animales aprendieron a construir esqueletos. Utilizando materiales muy diversos, desde carbonato y fosfato cálcicos hasta sílice, para fabricar caparazones y huesos, empezaron a crear las estructuras de soporte que hoy son fundamentales para la mayoría de las formas vivas, pues les proporcionan rigidez y resistencia. Manifestándose en una gran variedad de formas, proporcionaron el marco para sofisticadas redes de vida que modelaron la evolución de los océanos, la tierra y la atmósfera de la Tierra. En pocas decenas de millones de años aparecieron todos los tipos principales de esqueletos.

Los esqueletos permitieron la evolución de una variedad sin precedentes de organismos, desde el más diminuto camarón semillero hasta los gigantescos dinosaurios y las ballenas azules. Las primeras colonias bacterianas construyeron grandes estructuras rígidas, los estromatolitos, que se forman atrapando capas de sedimentos, mientras que el megaesqueleto de la Gran Barrera de Coral es tan grande que puede verse desde el espacio. Los esqueletos de millones de cocolitóforos que vivían en los mares poco profundos del Mesozoico construyeron los blancos acantilados de Dover. Éstos, y los insectos, colocan su andamiaje en el exterior, a modo de exoesqueleto, mientras que los vertebrados tienen endoesqueletos. Las plantas utilizan tubos de tejido muerto para la rigidez y el transporte de líquidos, que en el caso de los árboles altos tienen que ser lo suficientemente fuertes como para extenderse 100 m o más desde el suelo. Otras simplemente cosen un revestimiento a partir de granos minerales del lecho marino.

En Esqueletos, Jan Zalasiewicz y Mark Williams exploran la increíble variedad de las innovaciones esqueléticas que han permitido a la vida expandirse en una amplia gama de nichos y estilos de vida en el planeta. Tras analizar el impacto del cambio climático, que pone en peligro la formación de algunos tipos de esqueleto, también consideran los esqueletos del futuro, incluida la posibilidad de que incorporemos cada vez más elementos metálicos y plásticos a los nuestros, así como los posibles materiales para la construcción de esqueletos en otros planetas.