Between Desert Storm and Iraqi Freedom: U.S. Army Operations in the Middle East, 1991-2001
De 1991 a 2001, el Ejército de Estados Unidos disuadió la agresión iraquí y mantuvo un alto ritmo de operaciones, a pesar de una década de reducción y consolidación. Aunque el número de efectivos del Ejército se redujo a su nivel más bajo desde 1940, y el servicio redujo su número de divisiones en servicio activo de dieciocho a diez, persistió la posibilidad de guerra en Oriente Medio.
El ejército estadounidense se vio obligado a mantener una modesta presencia avanzada y desarrolló la capacidad de desplegar tropas rápidamente en la región. El ejército envió brigadas a Kuwait en repetidas ocasiones para que sirvieran como fuerza de disuasión, aunque no se produjeron combates entre unidades de combate terrestres estadounidenses e iraquíes en el periodo de entreguerras. A finales de la década, Irak conservaba la capacidad de amenazar a sus vecinos con armas convencionales y persistía la preocupación por sus programas de armamento ilícito.
Para contrarrestar este doble peligro, la comunidad internacional recurrió a una combinación de sanciones económicas e inspecciones de armamento, mientras que Estados Unidos y sus aliados aplicaban presión militar. Cuando Estados Unidos derrocó a Saddam Hussein en 2003, pudo hacerlo gracias a las nuevas capacidades de proyección de poder que el Ejército había desarrollado entre la Tormenta del Desierto y la Libertad Iraquí.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)