Energía e información: Comprender el Universo a través de sólo tres ecuaciones

Título original:

Energy & Information: Understanding the Universe through only three equations

Contenido del libro:

La física binaria absoluta tiene implicaciones físicas, filosóficas, teológicas, medioambientales y económicas. Para poder aprehenderla, debemos cambiar radicalmente nuestra concepción del Universo.

Es necesario añadir dos coordenadas a las cuatro habituales para obtener una posición precisa. Partiendo de la constante unitaria y de las ocho ecuaciones fundamentales de la energía tomadas de dos en dos, obtenemos 28 veces la misma ecuación. Geométricamente hablando, se trata de un octógono regular cuyas relaciones entre sus vértices (08 lados y 20 diagonales) rigen nuestro Universo.

Lo infinitamente pequeño une lo infinitamente grande a los valores absolutos "0" y "1". La ecuación resultante de las ocho anteriormente citadas es la siguiente N = (S(x, y, z) / T) M. El cambio en la física (tal y como nos la enseñan) es cualitativo.

El sistema internacional de unidades no se aplica a esta física. Una nueva física sintética con un formalismo simple, donde no hay objeto, ni movimiento, ni marco de referencia, ¡puede explicar la creación! Pero sigamos adelante; esta teoría no parece la sentencia de muerte de la física, sino que proporciona la clave para una mejor comprensión del Universo. Amplía nuestro horizonte de pensamiento a seis dimensiones (en lugar de cuatro).

En consecuencia, nuestro enfoque de las cuestiones fundamentales se replantea radicalmente. La humanidad puede ahora reunirse en torno a una base conceptual unificadora para reflexionar sobre cuestiones existenciales como: 1) - La razón de ser, el papel del Hombre en este mundo y el sentido de la vida; 2) - ¿Sigue siendo válida la ecuación: más energía e información = más progreso (en el sentido de más confort y seguridad)? 3) - ¿Tiene el Hombre, como ser espiritual y biológico, futuro dentro de la civilización industrial? Observemos que lo humano es objeto, no sólo de evolución, sino sobre todo de futuro, mientras que el Hombre (por el conjunto de los determinismos culturales, históricos, que lo entretejen y a los que contribuye por su acción y por lo que hace de sí mismo), participa en este devenir.