Mi primera intención era escribir un libro sobre la humanidad de Cristo, y un segundo sobre su deidad. Pero el objetivo resultó imposible.
La humanidad y la deidad están tan entrelazadas en el Salvador que no pueden separarse. Su plena humanidad no puede entenderse separada de su deidad, ni su plena deidad puede entenderse separada de su humanidad. Así pues, las páginas de ambos volúmenes (Emmanuel Primera y Segunda Parte) exploran aspectos de Jesús como Hijo del Hombre e Hijo de Dios, y más concretamente, lo que esta doctrina debe significar para nosotros en nuestra vida cotidiana, y cómo aplicar sus ramificaciones al servicio cristiano.
No se trata, pues, de un mero dogma, sino de una verdadera ayuda para alcanzar la salvación en el temor y el amor de Dios. Los dos volúmenes tratan también aspectos de la misteriosa doctrina de la Trinidad, que es a la vez la gloria del cristianismo y su mayor dificultad.
Nos proclamamos monoteístas -y lo somos-, pero los musulmanes y los judíos, que también creen en un solo Dios, se sienten muy desconcertados por nuestra doctrina trinitaria, o incluso la desprecian. Sospechan que en realidad somos politeístas.
Nadie ha explicado nunca completamente este misterio, pero espero que encuentre aquí una explicación útil de lo que significa adorar a un Dios que existe en Tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Puede ser uno de los descubrimientos más gozosos de su vida.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)