Emblemas Rosacruces de Daniel: La Verdadera Sociedad de Jesús y la Rosa Cruz

Opiniones de los lectores

Las reseñas de «Los emblemas rosacruces de Daniel Cramer» presentan una perspectiva mixta sobre el valor del libro. Muchos lectores aprecian la profundidad del simbolismo y el potencial para la meditación que ofrece, mientras que otros critican su ejecución y contenido, especialmente en lo que respecta a las omisiones en la traducción.

Los lectores consideran que el libro es rico en imágenes simbólicas que favorecen la meditación y la exploración personal. Se elogia como ejemplo de simbología emblemática aplicable a los estudios esotéricos. También se reconoce la importancia histórica del libro como uno de los primeros documentos rosacruces.

Los críticos destacan cuestiones como la traducción incompleta que omite cuartetas y el menor número de emblemas en comparación con otras ediciones. Algunos consideran que el contenido es menos accesible o útil de lo esperado y expresan su decepción por los comentarios del autor. También preocupa la ejecución del material, que sugiere que puede estar más orientado a vender un producto que a ofrecer una visión completa.

(basado en 6 opiniones de lectores)

Título original:

Rosicrucian Emblems of Daniel: The True Society of Jesus and the Rosy Cross

Contenido del libro:

Los Emblemas Rosacruces es una obra significativa y poco conocida de filosofía emblemática publicada en 1617, sólo un año después de la aparición de Las Bodas Químicas de Christian Rosenkreutz.

La obra consta de 40 láminas emblamáticas, cada una de las cuales lleva un título, junto con un versículo de la Biblia y dos líneas en latín. Las láminas giran en torno al simbolismo del corazón, que atraviesa diversos procesos y experiencias a lo largo de un ciclo de 40 etapas.

Adam McLean, en su introducción y comentario, aclara la historia del texto y la naturaleza del simbolismo. Argumenta de forma convincente que Cramer, teólogo protestante, intentaba conscientemente elaborar una serie de ejercicios espirituales para un cristianismo protestante y esotérico. McLean esboza una forma de trabajar con los emblemas y su simbolismo y sugiere que una obra tan profunda y tan sencilla como ésta nunca puede morir, sino que debe ser siempre una fuente de inspiración.

Este libro es una obra rosacruz de gran interés y será muy apreciado por todos los estudiosos de la filosofía emblemática y de la tradición hermética. Muy ilustrado.