El yo fractal: ciencia, filosofía y la evolución de la cooperación humana

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Título original:

The Fractal Self: Science, Philosophy, and the Evolution of Human Cooperation

Contenido del libro:

Nuestro universo, según revela la ciencia, comenzó en la más absoluta simplicidad y luego evolucionó hacia una creciente complejidad. A partir de las partículas subatómicas, entidades disímiles se asociaron, se unieron, crecieron, se ramificaron, catalizaron y cooperaron, y el "yo" se unió al "otro" siguiendo leyes universales con nombres como gravedad, atracción química y selección natural. Finalmente, la vida surgió en un mundo de química orgánica dinámica y la complejidad explotó con un nuevo y maravilloso potencial.

Si avanzamos rápidamente hasta la evolución humana, una tensión que había existido durante miles de millones de años se reproduce ahora en un escenario sin precedentes de cálculo consciente y diversidad cultural. La cooperación se entrelaza con la competición; la intimidad oscila con la integridad: habitamos un mundo en el que el yin se encuentra con el yang en los asuntos humanos a muchos niveles. En El yo fractal, John Culliney y David Jones descubren sorprendentes intersecciones entre ciencia y filosofía. Conectando las pruebas de la ciencia evolutiva con las primeras ideas de los pensadores taoístas y budistas, entre otros, sostienen que el comportamiento sabio, previsto en estas antiguas tradiciones, representa un pináculo del logro humano que emerge de nuestra herencia evolutiva. Identifican un arquetipo, "el yo fractal", una persona de cualquier condición que cultiva un espíritu cooperativo. Un yo fractal es un sabio en formación, que se une a otros en una causa común, lidera desde dentro y alcanza la satisfacción personal coordinando el buen funcionamiento del grupo, equipo o institución en la que está integrado. Los yo fractales suelen actuar con dedicación y práctica compasiva al servicio de la sociedad humana o en la conservación de nuestro planeta.

Pero el lado competitivo de la naturaleza humana es susceptible a la codicia y la agresión. El engrandecimiento personal, el poder dictatorial y la imposición de la voluntad impulsada por el ego son los objetivos de quienes siguen un camino egoísta, individuos que los autores identifican como antisabios. Los líderes terroristas son una raza especialmente asesina, pero se pueden encontrar engrandecedores en las empresas, la religión, las instituciones educativas y los gobiernos. La humanidad ha alcanzado un punto de inflexión existencial: ¿se expandirá el horizonte que ya se vislumbra con el progreso cooperativo hacia oportunidades emergentes divinas o se contraerá en la esclavitud de oligarcas corruptos y animosidades tribales? Nos hemos situado en un límite caótico entre la inmensa promesa y el peligro existencial, y ahora mismo estamos tomando nuestra mejor decisión.