El verdadero Oskar Schindler y su lista - Tapa dura: Un paso hacia la vida

Título original:

The Real Oskar Schindler and His List - Hard Cover: Stepping-Stone to Life

Contenido del libro:

Oskar Schindler era un optimista ingenuo, un alcohólico crónico, un amante de las mujeres fuera de su matrimonio con Emily Pelzl. Los judíos a los que salvó solían decir: "Gracias a Dios nos fue más fiel que a su mujer".

¿Se resolverá alguna vez el enigma? Schindler no está aquí para decírnoslo, y los supervivientes no están seguros y difieren en sus opiniones. La clase dirigente y los socios de Schindler en Cracovia tenían puntos de vista opuestos sobre su ética y hubieran preferido sentarse en la valla y esperar que la historia de Schindler se retirara a los archivos. Los amigos y enemigos de Schindler aceptan que fue un hombre poco corriente.

Algunos de los judíos a los que salvó mantienen, después de todos estos años, que siguen considerándole un nazi y un explotador de la mano de obra esclava judía.

Otros juran su amor por el hombre. No se cuestiona que utilizara la mano de obra esclava judía para enriquecerse, ni tampoco sus esfuerzos por salvar finalmente a sus trabajadores judíos.

El autor reexamina de forma forense la vida y la época de Oskar Schindler con resultados sorprendentes. Mi introducción en la investigación de la historia de Schindler comenzó en noviembre de 1987, con mi detención por los guardias en el número 4 de la calle Lipowa (Krakowskie Zaklady Elektroniczne 'TELEPOD'), Cracovia, los antiguos locales de la fábrica (Emalia) de Oskar Schindler. Había salido del Reino Unido a las 7 de la mañana y a las 10 de la noche estaba encerrado en una cárcel polaca.

Era la época de la guerra fría, cuando se miraba con recelo a los extranjeros que viajaban por Europa del Este. Al entrar en la calle Lipowa, en Cracovia, me disponía a hacer una fotografía de la fábrica de Schindler (hoy establecimiento de comunicaciones del Pacto de Varsovia), pero no me había fijado en los carteles que prohibían fotografiar. Rodeado de guardias, me llevaron primero a la comisaría central de Cracovia y luego a la sede del SIB (Servicio Especial de Investigación) y me interrogaron durante varias horas.

Fue algo cómico, ya que, a pesar de todos sus esfuerzos, no consiguieron encontrar un intérprete. Yo había decidido no revelar mis conocimientos de la lengua rusa y me quedé sentado en un rincón fumando mi pipa y leyendo la novela de Tom Kenealley El arca de Schindler.

Al final se impuso el sentido común: tras examinar mi cámara y mi película y no lograr en ningún momento comunicarse conmigo, me echaron por la puerta principal. A principios de 2008, mientras acompañaba a un grupo de monjas católicas (de Notting Hill, Reino Unido) a los rincones de Schindler en Cracovia, me encontré con el guardia llamado Mietek, que me había detenido en 1987. Jubilado desde hacía tiempo, ahora era vigilante de seguridad en el número 4 de la calle Lipowa, donde se encuentra el Museo Schindler.