El Tribunal Rehnquist y la justicia penal

Título original:

The Rehnquist Court and Criminal Justice

Contenido del libro:

Este libro examina las decisiones en materia de justicia penal de la era del Tribunal Rehnquist a través del análisis de las contribuciones individuales de los jueces al desarrollo del derecho y la política. La era del Tribunal Rehnquist (1986-2005) supuso un período de oportunidades para que los conservadores judiciales del Tribunal Supremo de EE.UU.

remodelaran el derecho constitucional relativo a los derechos en el proceso de justicia penal. Fue una época en la que el Tribunal adoptó muchas decisiones muy debatidas sobre cuestiones como la pena capital, el registro y la incautación, los interrogatorios policiales y los derechos de los presos. El juez más conservador del Tribunal, William H.

Rehnquist, ascendió al puesto clave de Presidente del Tribunal Supremo y se le unieron en el Tribunal dos recién nombrados, Antonin Scalia y Clarence Thomas, que apoyaban por igual tanto una mayor autoridad de la policía como definiciones limitadas de los derechos constitucionales de los sospechosos, acusados y delincuentes. Las decisiones de la era del Tribunal Rehnquist refinaron y restringieron muchas de las decisiones de ampliación de derechos de la era del Tribunal Warren (1953-1969).

Sin embargo, el Tribunal Supremo no eliminó en última instancia los conceptos de derechos fundamentales de la era Warren en la justicia penal, como la regla de exclusión y las advertencias Miranda. Cuando las principales voces liberales de la era Warren, William Brennan y Thurgood Marshall, se jubilaron a principios de la era Rehnquist, el Tribunal siguió defendiendo conceptos amplios de muchos derechos gracias a la creciente firmeza de los republicanos Harry Blackmun, John Paul Stevens y David Souter, así como a la llegada de los nuevos demócratas Ruth Bader Ginsburg y Stephen Breyer. En muchos casos importantes, los jueces que defendían la preservación de las protecciones constitucionales pudieron imponerse, incluso en un Tribunal generalmente conservador, convenciendo a uno o más de los designados por el presidente Ronald Reagan para que apoyaran un derecho concreto de los sospechosos y acusados.

Sandra Day O'Connor y Anthony Kennedy, en particular, dieron forma a los resultados dentro de un Tribunal dividido al determinar con cuál de las alas del Tribunal se alinearían en un caso concreto. Los colaboradores de este volumen identifican y destacan las perspectivas únicas y las decisiones influyentes de los jueces individuales como medio para comprender la huella del Tribunal Rehnquist en la justicia penal.