El teísmo contestatario de Melville

Título original:

Melville's Protest Theism

Contenido del libro:

Escrito a lo largo de casi veinte años, Clarel es la última obra literaria importante de Melville que se publicó antes de su muerte en 1891. Aunque representa toda una vida de especulación filosófica y teológica, la intimidante longitud del poema y su compleja sintaxis han hecho que los americanistas e incluso muchos melvilleanos pasaran por alto su papel fundamental en la interpretación del pensamiento de Melville.

En este innovador análisis de la principal obra poética de Melville, Clarel, Goldman se basa en una amplia investigación bíblica y textual, así como en su propia formación rabínica, para trazar la relación intertextual y dialógica entre el poema y las escrituras hebreas y cristianas. A través de un examen minucioso de Clarel dentro de los contextos bíblico, teológico y narratológico, Goldman demuestra cómo la perspectiva religiosa de Melville combina paradójicamente la duda y la fe, la desesperación y la esperanza, la ira y el amor, la seriedad y la ironía mordaz.

El trabajo de Goldman, el primer estudio de Clarel que aparece en veinte años, arroja luz crítica sobre una de las cuestiones más controvertidas de los estudios sobre Melville: el alcance de las creencias religiosas de Melville. Goldman demuestra que la reflexión teológica de Melville en Clarel representa un «teísmo de protesta», es decir, un intento de encontrar o establecer los límites dentro de los cuales la fe es posible y la existencia perdura y tiene sentido. La fe no sectaria y no dogmática proclamada en Clarel, explica Goldman, protesta y lamenta el destino humano, pero también abraza un compromiso renovado con Dios.

Al leer Clarel intertextualmente con la Biblia, Goldman va más allá del escenario, el personaje, la trama y el símbolo -en los que se han centrado la mayoría de los críticos- para iluminar tanto las voces narrativas como la complejidad teológica de Clarel. Su lectura del mosaico de citas, alusiones y glosas bíblicas del poema demuestra la centralidad de la literatura bíblica para Clarel y para nuestra comprensión de la teología madura de Melville.