Puntuación:
El libro ofrece una exploración atractiva y bien documentada de San Olaf Haraldsson, equilibrando el contexto histórico con los aspectos milagrosos de su vida. Aunque la presentación de puntos de vista seculares puede resultar intrusiva para algunos, la narración general cautiva a los lectores a medida que avanza, especialmente cuando llega a los notables acontecimientos que rodean a Olaf II.
Ventajas:⬤ Lectura atractiva y bien documentada
⬤ permite sacar conclusiones personales sobre San Olaf
⬤ equilibra los acontecimientos milagrosos con el contexto histórico
⬤ fácil de leer.
Las menciones intrusivas de perspectivas seculares pueden restar valor a la experiencia para algunos lectores; comienzo lento antes de que la narración principal se acelere.
(basado en 2 opiniones de lectores)
The Viking Saint: Olaf II of Norway
"(Un) estudio seminal y erudito que se lee con todo el talento narrativo inherente a una novela histórica". -- Midwest Book Review
Los vikingos y la santidad no son conceptos que se encuentren normalmente uno al lado del otro. Pero el rey noruego Olaf II Haraldsson (c. 995-1030) encarnó ambos en grado extraordinario. Siendo un adolescente ávido de batallas, casi derribó él solo el puente de Londres (como en la canción infantil) y participó en muchas otras incursiones vikingas. A Olaf no le faltaba ninguna de las cualidades vikingas tradicionales de dureza y audacia, pero su bautismo rutinario se convirtió en una ardiente fe misionera, tanto más notable cuanto que se combinaba con su determinación y energía típicamente vikingas, y a veces también con su crueldad. Su misión primordial era cristianizar Noruega y extirpar el paganismo. Sus incansables esfuerzos, a menudo con gran peligro para su vida, le valieron el trono noruego en 1015, cuando apenas había cumplido los veinte años. Durante los quince años siguientes trabajó contra viento y marea para someter a los rebeldes nobles paganos de Noruega y, al mismo tiempo, defenderse de la hostilidad sueca. Ambas se combinaron finalmente contra Olaf en 1030, cuando cayó valientemente en batalla no lejos de Trondheim, cuando aún no había cumplido la treintena. Después de que se descubriera que su cuerpo poseía poderes curativos, y de que los informes sobre ellos se extendieran de Escandinavia a España y Bizancio, Olaf II fue canonizado santo 134 años más tarde.
Sigue siendo el patrón de Noruega y un guerrero legendario. Y lo que es más sorprendente, sigue siendo santo no sólo de la Iglesia Protestante, sino también de la Católica Romana y la Ortodoxa Griega, quizá el único santo combatiente europeo que ha logrado tal aceptación.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)