El ritmo de la pluma y el arte del libro: Caligrafía islámica de los siglos XIII al XIX

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Título original:

The Rhythm of the Pen and the Art of the Book: Islamic Calligraphy from the 13th to the 19th Century

Contenido del libro:

Este volumen, profusamente ilustrado, lleva al lector a través de un viaje de unos seis siglos de desarrollo de las refinadas artes de la caligrafía y la iluminación en el mundo islámico. Se ha escrito mucho sobre los albores y las primeras etapas del desarrollo de la escritura árabe y la posición de la caligrafía como forma artística dentro de la civilización islámica.

Este catálogo trata de seguir esta historia hasta la edad de oro de la caligrafía islámica y su apreciación y mecenazgo como principal forma de expresión artística desde la España islámica hasta China. Las obras de arte cuidadosamente seleccionadas para este catálogo, que acompaña una exposición en la prestigiosa galería Sam Fogg de Londres, siguen el impacto de la introducción del papel en el mundo islámico y su efecto tanto en la calidad como en el alcance de la forma de arte caligráfico. El papel -en lugar del pergamino- permitió escribir inscripciones a gran escala, y una de las obras más destacadas es una monumental media línea del Corán llamado "Baysunghur", probablemente el mayor manuscrito del Corán encargado por una corte imperial.

La transición al papel también fue testigo de la codificación de las "seis plumas" o seis escrituras cursivas reconocidas, que aún perduran.

A partir de esta estandarización de los estilos de escritura, se establecieron linajes de maestros calígrafos reconocidos. Los calígrafos pasaron a ser considerados artistas y muy apreciados en las cortes imperiales.

En la gran época de los turcos otomanos, los persas safávidas y los mogoles en el norte de la India, existen numerosos relatos de calígrafos que se desplazaban entre estos imperios islámicos mediante promesas de mecenazgo cada vez más fastuosas. El Pandnameh de Loqman, Un libro de consejos de 1534-35 y realizado en Bujará, es uno de esos ejemplos. El calígrafo Mahmud ibn Ishaq al-Shahabi) fue probablemente llevado a Bujará tras la ocupación de su Herat natal en 1528-29, cuando 'Ubaidullah Khan, el gobernante uzbeko, se llevó consigo a su capital a muchos de los apreciados artistas y calígrafos de la ciudad.

La prominencia de la caligrafía en las cortes islámicas se pone de manifiesto en el desarrollo de las suntuosas artes de la iluminación, la encuadernación y otros aspectos del arte del libro. Los intrincados diseños que se desarrollaron para decorar los márgenes y el espacio interlineal entre las líneas de texto se convirtieron en una forma de arte reconocida en sí misma. Los diseños abarcaban desde deslumbrantes composiciones geométricas hasta escenas de la naturaleza pobladas por criaturas fabulosas.

La combinación de una caligrafía magistral y una iluminación radiante produjo obras de arte principescas para los mecenas imperiales más exigentes. La pelota y el mazo" o halnama de Mahmud Ibn Muhammad "Arifi al-Haravi, por ejemplo, es un texto sufí producido en la corte del sha Tahmasp hacia 1540 y sus maravillosos bordes iluminados se atribuyen a Aqa Mirak, uno de los grandes pintores de la corte safávida.