El residuo del misionero occidental en el Camerún meridional. La aldea cristiana: Una triste historia de luchas y disensiones.

Título original:

The Residue of the Western Missionary in the Southern Cameroons. The Christian Village: A Sad Tale of Strife and Dissension

Contenido del libro:

Este libro es el fascinante estudio de los enclaves cristianos en el Camerún meridional de la época colonial. Los enclaves cristianos surgieron con absoluta espontaneidad como un modus vivendi.

Ajenos al peligro que les acechaba, tanto los gobiernos coloniales como las autoridades tradicionales propiciaron las condiciones en las que estas aldeas cristianas echaron raíces y florecieron. Sin embargo, lo que había arraigado en el territorio como mecanismo de autoprotección, pronto desató sus tentáculos letales y seductores atrayendo a su seno tanto a las esposas de la realeza como a los plebeyos. Esta influencia perturbadora de las aldeas cristianas amenazó la supervivencia de los grupos étnicos, despertando el rencor de las autoridades tradicionales y los administradores civiles.

En muchos sentidos, los enclaves cristianos inhibieron el potencial de los gobiernos coloniales para administrar el territorio. Estos estados dentro de un estado propagados por el misionero de la forma más insidiosa y pérfida de todas sembraron en su propio seno la semilla de la autodestrucción. El problema de las esposas fugitivas de la realeza y de los plebeyos que se refugiaban en las aldeas cristianas preocupaba tanto a las autoridades coloniales como a las tradicionales.

Al ofrecer un refugio seguro a estas esposas fugitivas y acoger a mujeres que estaban fuera de la autoridad masculina tradicional en un entorno tribal, los misioneros empezaron a sembrar en las comunidades cristianas la semilla de su propia autodestrucción. Los registros de esposas de fons y plebeyos que escapaban a estos enclaves, se fugaban con un hombre y regresaban embarazadas seguían siendo el tema habitual de varios informes de la inteligencia colonial. Los métodos prepotentes de los misioneros en estas aldeas desacreditaron tanto a los misioneros como a su labor.

En menos de un cuarto de siglo, estos enclaves habían perdido la guerra de desgaste librada por las autoridades coloniales y tradicionales. Desgastadas por interminables luchas y disensiones internas y externas, y forzadas por la contingencia, lo que se había concebido como comunidades cristianas ideales con efectos de bola de nieve, vio su prematura desaparición.