El reino celestial de los Taiping: La rebelión y la blasfemia del Imperio

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Título original:

The Taiping Heavenly Kingdom: Rebellion and the Blasphemy of Empire

Contenido del libro:

La Rebelión Taiping (1851-64), que ocupó gran parte del corazón de la China imperial del río Yangzi y costó la vida a más de veinte millones de personas, no fue una revuelta campesina ordinaria. Lo que más distinguió esta dramática revuelta de otras anteriores fueron las creencias espirituales de los rebeldes. El núcleo de la fe taiping se centraba en la creencia de que Shangdi, el Dios supremo de la China clásica, había elegido al líder taiping, Hong Xiuquan, para establecer su Reino Celestial en la Tierra.

¿Cómo pudieron los rebeldes Taiping, que profesaban este nuevo credo, organizar su rebelión y reclutar multitudes de seguidores en su barrido por el imperio? Thomas Reilly sostiene que la fe taiping, aunque surgió de fuentes protestantes, se convirtió en una nueva y dinámica religión china cuya concepción de su deidad soberana desafiaba la legitimidad del imperio chino. Los rebeldes taiping denunciaron las pretensiones divinas del título imperial y el carácter sagrado del cargo imperial como usurpaciones blasfemas del título y la posición de Shangdi. En lugar de la institución imperial, los rebeldes pedían la restauración del sistema clásico de realeza. Las rebeliones anteriores habían declarado a sus dinastías contemporáneas corruptas y, por tanto, necesitadas de un renacimiento; los Taiping, por el contrario, tacharon a todo el orden imperial de blasfemo y necesitado de sustitución.

En este estudio, Reilly hace hincapié en los elementos cristianos de la fe taiping, mostrando cómo los misioneros protestantes se basaron en esfuerzos católicos anteriores para traducir el cristianismo a un lenguaje chino. En estudios anteriores sobre la rebelión no se ha apreciado cómo la interpretación del cristianismo de Hong Xiuquan conectó la fe taiping con el contexto cultural y religioso de la China imperial. El Reino Celestial Taiping muestra cómo la Biblia -en particular, una traducción china del Antiguo Testamento- influyó profundamente en Hong y sus seguidores, llevándoles a entender los tres primeros de los Diez Mandamientos como una acusación contra el orden imperial. Así, los rebeldes intentaron destruir la cultura imperial junto con sus instituciones y sus fundamentos confucianos, que consideraban blasfemos. Muy iconoclastas, los seguidores de los Taiping destrozaron estatuas religiosas e iconos aprobados por el imperio en todas las tierras que conquistaron. Con estas acciones, la Rebelión Taiping transformó -al menos para sus seguidores, pero en cierta medida para todos los chinos- la forma en que los chinos pensaban sobre la religión, el título y el cargo imperial, y todo el orden imperial y confuciano tradicional.

Este libro supone una importante contribución al estudio de la Rebelión Taiping y a nuestra comprensión de la ideología tanto de los rebeldes como del orden imperial tradicional al que se oponían. Será de interés para estudiosos de la historia, la religión y la cultura chinas, así como de la teología cristiana y la historia de la Iglesia.