The Danger Trail
En el cielo helado, mil millones de estrellas brillaban como ojos dorados y sin emoción.
Detrás de él se extendía el gélido Saskatchewan, con algunas luces dispersas visibles donde Prince Albert bajaba hacia el río a media milla de distancia. Sentía sensaciones inusuales por dentro, pero sonreía por fuera al imaginar lo que diría Van Horn si comprendiera la situación.
La primera visión que tuvo Howland al recobrar la conciencia fue la de un ojo rojo que no parpadeaba y que le miraba fijamente desde la impenetrable penumbra: una cosa ogroide y reluciente que le devolvió la vida con un estremecimiento de horror. Era una bola de luz amarilla que parecía quemar su propia alma y que estaba directamente frente a él, a la altura de su cara. Intentó gritar, pero no le salió nada; en cambio, hizo un esfuerzo por desplazarse y zafarse.
Salió corriendo tras ella en un instante, dejando a Jean junto a la mesa. Más allá de la puerta sólo se veía la penumbra gris de la mañana, pero le bastó para distinguir la forma de la chica que amaba, que estaba medio vuelta y medio esperándole.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)