El príncipe de la pólvora: Cómo el capitán del Cuerpo de Marines Mirza Munir Baig salvó Khe Sanh

Título original:

The Gunpowder Prince: How Marine Corps Captain Mirza Munir Baig Saved Khe Sanh

Contenido del libro:

Ganador del PREMIO COLONEL JOSEPH ALEXANDER 2019 de la MARINE CORPS HERITAGE FOUNDATION por un libro distinguido de literatura biográfica sobre un Marine "reconociendo el trabajo ejemplar que fomenta la comprensión de la historia, las tradiciones, la cultura y el servicio del Cuerpo de Marines". Juzgados por Marines y expertos civiles, los Premios Anuales son una marca de distinción y logros para periodistas, escritores, fotógrafos, artistas y eruditos "EN LOS PRIMEROS MESES DE 1968, las fuerzas estadounidenses luchaban tenazmente, a menudo en mortales combates cuerpo a cuerpo en plena noche, para mantener la base de combate de Khe Sanh y sus dispersos puestos avanzados, contra soldados igualmente tenaces del ejército norvietnamita, que superaban en número a los estadounidenses 5 a 1, y estaban decididos a destruirlos. Con algunas sombrías excepciones, los estadounidenses lograron mantener sus posiciones. Pero lo que pocos saben, incluso hoy en día, es que el resultado final habría sido mucho más desastroso de no haber sido por un pequeño grupo de ingeniosos oficiales en el búnker de mando de Khe Sanh, responsables de calibrar lo que esta abrumadora fuerza de ataque de infantería, tanques y artillería norvietnamitas iba a hacer a continuación, y de idear apresuradamente planes imaginativos para detenerlos, sin margen para el error. Entre ellos destacaba el capitán del Cuerpo de Marines Mirza Munir Baig, de treinta y seis años, un estudioso inmigrante indio educado en Cambridge.

Su combinación única de educación clásica, años de trabajo en contrainteligencia ayudando a desarrollar redes de espionaje en lo más profundo de Vietnam del Norte, y una incomparable pericia en el uso de la artillería de campaña, permitieron al enigmático Baig -como un gran maestro de ajedrez- "meterse en la cabeza" de los tácticos enemigos, incluido el legendario general Vo Nguyen Giap, y anticipar cada uno de sus movimientos. El autor, Michael Archer, trabajó junto a este notable y excéntrico oficial durante las diez amargas semanas que duró el asedio y, con la ayuda de registros y memorias militares estadounidenses y vietnamitas desclasificados posteriormente, no deja lugar a dudas de que la presencia del capitán Baig en Khe Sanh fue decisiva para salvar a miles de sus compañeros defensores de la muerte o el cautiverio, y evitar una de las derrotas militares más graves de la historia de Estados Unidos. Este logro fue en gran parte el resultado de que el capitán Baig reconociera desde el principio que, contrariamente a lo que muchos creen todavía hoy, las fuerzas norvietnamitas desplegadas contra Khe Sanh no eran un engaño elaborado para desviar a las tropas estadounidenses de la lucha en otros lugares.

Más bien, el resultado de una ruinosa obsesión de los dirigentes de Hanoi, en la que sacrificarían a miles de sus mejores soldados, para repetir la asombrosa victoria que habían logrado contra la base de combate francesa de Dien Bien Phu catorce años antes. Mientras llevaba a cabo su mortífera tarea, Baig también tenía una agenda personal, impulsado por su necesidad de borrar la única mancha de una tradición militar familiar que, por lo demás, era célebre y se remontaba siglos atrás, a la conquista mongola del Himalaya occidental. En ese sentido, Mirza Munir Baig había estado ensayando toda su vida para subirse a un escenario como el de Khe Sanh e influir en el curso de la historia.