El poder popular anarquista: Trabajo disidente y lucha armada en Uruguay, 1956-76

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Título original:

Anarchist Popular Power: Dissident Labor and Armed Struggle in Uruguay, 1956-76

Contenido del libro:

Un estudio sobre el anarquismo latinoamericano en acción en la época de la Guerra Fría.

El estudio de Araiza Kokinis sobre la Federación Anarquista Uruguaya (FAU) amplía nuestra comprensión del panorama político de la Guerra Fría más allá de los binarios capitalismo-comunismo y Vieja Izquierda-Nueva Izquierda que dominan la historiografía de la época.

La FAU, posiblemente la organización anarquista de mayor repercusión mundial en la época de la Guerra Fría, consideraba a la gente corriente como protagonistas revolucionarios y pretendía desarrollar una contrasubjetividad popular a través de la acumulación de experiencias que desafiaran directamente al mercado y al Estado. La FAU sostenía que la gente corriente se transformaba en sujetos revolucionarios mediante la práctica habitual de la acción directa colectiva en sindicatos, organizaciones estudiantiles y juntas vecinales. Su lema era "crear poder popular", y su praxis difería de las corrientes nacionalistas del marxismo de la época. Las estrategias y tácticas promovidas por la FAU, en las que la gente común asumía el papel de protagonista histórico, representaban la mayor amenaza para el mantenimiento del orden social en Uruguay y, por lo tanto, dieron lugar a una toma militar del Estado para desmantelar y desinflar su vibrante revuelta popular.

Con menos de 80 militantes, la FAU desempeñó un papel clave tanto en el desencadenamiento como en la creación de redes de protagonismo popular en lugares de trabajo, barrios y campus universitarios. La FAU trabajó en coalición con el Partido Comunista (PCU), el MLN-Tupamaros (MLN-T) y otras organizaciones de izquierda para apoyar un proyecto de izquierda unificada y, al mismo tiempo, desafiar las estrategias, tácticas y discursos hegemónicos. A diferencia de otros grupos anarquistas del mundo, que adoptaron el individualismo y la contracultura en respuesta a la popularidad del marxismo a lo largo de los años sesenta, la FAU abrazó el tercermundismo y una estrategia de lucha de clases que la convirtió en una fuerza relevante entre los movimientos sociales populares.

Durante la dictadura constitucional (1967-73), la Tendencia Combativa, una coalición de sindicatos disidentes encabezada por la FAU, controlaba un tercio de los sindicatos del país en algunas de las industrias más lucrativas, especialmente en el sector privado. En la época del golpe militar del 27 de junio de 1973, la mayoría de los industriales uruguayos reconocían que los sindicatos eran la amenaza más grave para la seguridad nacional. Además, las comunicaciones entre el embajador de EE.UU. en Uruguay, Ernest V. Siracusa, y el secretario de Estado, Henry Kissinger, mostraban que la principal preocupación de la dictadura era reprimir al creciente movimiento obrero en lugar de enfrentarse a una guerrilla tupamara en declive. El activismo anarquista de la FAU dentro de este clima más amplio de revuelta obrera supuso un revulsivo para los experimentos neoliberales de la década de 1970 en América Latina, que más tarde emigraron al norte para empobrecer a los trabajadores estadounidenses desde la década de 1980 hasta hoy.