Chicano Power: The Emergence of Mexican America
ERA MEDIANO DE 1972, dos semanas después de haber rechazado un lugar en la candidatura presidencial de su partido, y el Senador Edward M. Kennedy, en ese acento plano de Boston tan reminiscente de las voces de los otros Kennedy, estaba recordando el pasado para un pueblo cuya propia historia en el continente era anterior a la de sus electores de Nueva Inglaterra.
Pero era el pasado reciente lo que Kennedy recordaba, un pasado estropeado por la muerte de dos hermanos que habían simbolizado una esperanza y una promesa para el pueblo cuya causa Kennedy estaba ahora haciendo suya. Estaba animando a sus oyentes a comprometerse activamente con su propia mejora, a enfrentarse a los partidos políticos del país, incluso al suyo propio, y hacerles responder. "Robert Kennedy compartía ese punto de vista", dijo Kennedy.
"Caminó por las calles del barrio en el este de Los Ángeles, rompió el ayuno con César Chávez en Delano, y se comprometió a alterar las condiciones de pobreza y discriminación en este país. Porque él creía, como yo, que esta nación nunca será completamente libre ni completa hasta que no sepamos que ningún niño llora de hambre en el Valle del Río Grande, hasta que no sepamos que ninguna madre del este de Los Ángeles teme enfermarse porque no puede permitirse un médico, hasta que no sepamos que ningún hombre sufre porque la ley se niega a reconocer su humanidad.
No es sólo por los chicanos por quienes debemos buscar estos objetivos. No es sólo por los desfavorecidos por lo que debemos buscar estos objetivos.
Es por el futuro de América".
© Book1 Group - todos los derechos reservados.
El contenido de este sitio no se puede copiar o usar, ni en parte ni en su totalidad, sin el permiso escrito del propietario.
Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)