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The Red Planet: Gendered Landscapes and Violent Inequalities
El Planeta Rojo explora por qué los humanos pasaron de ser pacíficos e igualitarios, con preferencia por los alimentos vegetales, a un paradigma hipermasculino con consecuencias que van desde la misoginia, el racismo y el abuso medioambiental hasta la crueldad con los animales, el clasismo y la guerra.
Los humanos tenemos una extraordinaria capacidad de compasión. Gran parte de ella es en respuesta a las atrocidades que infligimos al planeta, a sus animales y entre nosotros mismos. La explicación popular de esta paradoja es que evolucionamos como "simios asesinos" carnívoros, que gradualmente frenaron nuestro ansia de violencia, con frecuentes excepciones, mediante la aplicación de normas sociales humanas. Esta explicación está tan trillada, especialmente en la psique estadounidense, que personifica el cliché. Se nos podría perdonar por creerla, cuando casi cada palabra es ficción.
Las investigaciones actuales demuestran que nuestra especie sobrevivió por los pelos a la extinción en la última Edad de Hielo sólo porque evolucionamos para convertirnos en seres intrínsecamente amistosos, conciliadores y no violentos, todos ellos atributos femeninos. Durante ese tiempo, nos retiramos a paisajes ricos y verdes que contenían alimentos que no huían de nosotros ni nos mordían; alimentos vegetales que nuestros cuerpos preferían. El veredicto es claro: nuestra programación biológica y social original es no violenta.
Entonces, ¿qué cambió? ¿Qué nos ha hecho pasar de ser adoradores de diosas y pacifistas que comían plantas a ser adoradores de dioses y belicistas que comen animales? El Planeta Rojo responde a esta pregunta proponiendo una Teoría de los Paisajes de Género, o TGG. En pocas palabras, la LGT afirma que la geografía moldeó la mente humana primitiva, que a su vez moldeó sus primeras culturas, que originalmente no eran violentas. Mucho más tarde, y en algunos casos críticos, las geografías que favorecían rasgos hipermasculinos fomentaron la crueldad con los animales, dioses y religiones punitivas y desigualdades sociales. Sin embargo, veremos que no tenía por qué ser así, incluso en paisajes duros. Y recientemente, una conciencia creciente ha reavivado nuestras cualidades intrínsecamente femeninas de no violencia, relación e igualdad.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)