El oro perdido: Una elegía por Santa Fe

Opiniones de los lectores

El libro «El oro perdido» es una novela histórica ambientada en Santa Fe que combina una narración imaginativa con profundos conocimientos culturales e históricos. Los lectores elogian la habilidad de la autora para entretejer detalles espirituales y emocionales con intrigantes hechos históricos, haciendo que la historia sea a la vez atractiva e informativa. Los personajes están bien desarrollados, y el amor de la autora por Santa Fe brilla a través de su escritura.

⬤ Inteligentemente escrito e imaginativo
⬤ histórica y culturalmente informativo
⬤ personajes conmovedores
⬤ hermoso lenguaje
⬤ profunda exploración de la historia de Santa Fe
⬤ engancha a los lectores con realismo
⬤ encantador estilo narrativo
⬤ claro desarrollo de los personajes
⬤ comparado con obras de autores notables en el género.

Algunos lectores podrían considerar que la profundidad emocional y las conexiones requieren un conocimiento previo de la historia de la región; no hay contras específicos mencionados en las reseñas.

(basado en 5 opiniones de lectores)

Título original:

The Lost Gold: An Elegy for Santa Fe

Contenido del libro:

Ganadora de la medalla de plata IPPY 2016 a la Mejor Ficción Regional de las Montañas Occidentales, la historia, bellamente investigada, tiene lugar en 1930, después de que Estados Unidos haya usurpado la remota Colonia Real de la Villa de la Santa Fe de San Francisco d'Asís en 1598, fundada por un pequeño grupo de conquistadores y sus Padres Franciscanos, que llegaron trayendo tanto el amor de Cristo a los paganos como una búsqueda personal de riquezas. Al no encontrar la riqueza de México ni de Perú, esta colonia aislada subsistió durante trescientos años a 1500 millas de la Ciudad de México, en vastas tierras concedidas como favores por el rey Felipe II de España y sus sucesores. La colonia, al lado de los indios Pueblo, corrió frecuentes peligros a manos de los comanches y otras tribus merodeadoras. Para proteger sus riquezas, enterraban lo que ahorraban en las paredes de sus casas de adobe o en la propia tierra. La colonia continuó aislada hasta la apertura del Camino de Santa Fé en 1821, cuando el Destino Manifiesto dominó y marginó tanto a los indios nativos como a las culturas coloniales españolas, imponiendo impuestos paralizantes, nuevas leyes, un nuevo idioma y educación obligatoria. Especuladores de tierras sin escrúpulos provocaron la disolución de las enormes concesiones de tierras y de las granjas, debilitando poco a poco la vida de los pueblos. El ferrocarril trajo más destrucción.

Hacia 1930, estadounidenses, artistas-refugiados y tuberculosos procedentes del contaminado Este industrial acudieron a Santa Fe como refugio, dando esencialmente la espalda a los inventivos españoles fundadores, en una carrera por alabar la naturalidad de los nativos indios y su religión "pura intacta". Todo lo indio se puso de moda y los hispanos fueron prácticamente despreciados, Faustino García, un joven muy capaz es pobre de dinero, habiendo sido criado en un pequeño pueblo de leñadores mientras su padre, como muchos hombres en Santa Fe se vio obligado a encontrar trabajo en otro estado. Nuestro héroe, un hidalgo, Don Faustino de García, carece de tierras y antiguas encomiendas que respalden su título heredado del siglo XVI; ahora es un vulgar aldeano. Pero, a diferencia de sus padres, sabe leer y escribir. Aun asi, en su noble corazon, es un hijo de los conquistadores, que se niega a hablar ingles o a capitular ante los americanos y sus costumbres paganas. Su voto matrimonial en 1930, para él una obligación sagrada y moral, es restaurar la dignidad despojada de los colonos españoles, recuperar su legado. La tarea que tiene ante sí es difícil, así que reza y sus plegarias son escuchadas en una visita de la Santísima Virgen en persona, que le habla de un mapa que conduce a un alijo de oro enterrado en una hacienda cercana, antaño propiedad de sus antepasados. No se trata sólo de un alijo familiar de monedas de oro, plata mexicana y joyas, sino que la visita de la Virgen insinúa algo más... Un gran tesoro.

Para Faustino, este tesoro promete la restauración de las antiguas tierras y títulos de la Familia García. Además, quiere que la montaña sea devuelta a su pueblo y, si es posible, que todo el territorio de Nuevo México sea devuelto como el tramo más lejano del México Independiente. Tomando el mapa en la mano, Nicasia, su esposa, declara que la robusta alma de su marido está en peligro mortal por el pecado de la avaricia, obra del mismísimo Diablo. "El oro trae la muerte", dice. Sus dos hijos se resisten y sus vecinos reclaman el tesoro como herencia. Faustino debe proceder en secreto, ya que la Virgen le ha ordenado que se haga amigo de los paganos propietarios y desentierre su tesoro de sus muros. Preservar su legado será extremadamente difícil y los americanos están atrincherados.