Puntuación:
El libro presenta una controvertida tesis de Barry Shain, según la cual la concepción de la libertad de los Fundadores diverge significativamente de las ideas individualistas modernas. Aunque alabado por su rigurosa investigación y sus convincentes argumentos, se enfrenta a críticas por su falta de compromiso con perspectivas filosóficas más amplias y con figuras históricas clave en el desarrollo del pensamiento político estadounidense.
Ventajas:El libro destaca por su investigación pesada, exhaustiva y precisa. Los argumentos de Shain se describen como convincentes, atractivos y respaldados históricamente, arrojando nueva luz sobre las raíces comunales del pensamiento político estadounidense.
Desventajas:Los críticos sostienen que la tesis de Shain simplifica en exceso el diverso panorama ideológico de la América revolucionaria y desestima influencias significativas como el liberalismo. Algunos consideran que sus argumentos son incoherentes y carecen de profundidad filosófica, sobre todo en relación con el individualismo y pensadores protestantes clave como Roger Williams y William Penn.
(basado en 4 opiniones de lectores)
The Myth of American Individualism: The Protestant Origins of American Political Thought
Agudizando el debate sobre los valores que formaron la filosofía política fundacional de Estados Unidos, Barry Alan Shain nos desafía a reconsiderar lo que los primeros estadounidenses querían decir cuando utilizaban conceptos políticos básicos como el bien público, la libertad y la esclavitud. Según él, hemos asumido con demasiada facilidad que los estadounidenses del siglo XVIII entendían estos y otros términos de forma individualista.
Sin embargo, al explorar cómo se empleaban estos elementos centrales de su pensamiento político en los sermones, documentos públicos, editoriales de periódicos y panfletos políticos de la época de la Revolución, Shain revela una concepción muy diferente, basada en un comunalismo protestante reformado. En este contexto, la libertad individual era la libertad de ordenar la propia vida de acuerdo con las exigentes normas éticas recogidas en las Escrituras y confirmadas por la razón. Esto estaba en consonancia con la aceptación generalizada del pecado original por parte de los estadounidenses y la suposición relacionada de que una vida bien vivida sólo era posible en una comunidad estrechamente unida e intrusiva formada por familias, congregaciones y órganos de gobierno locales.
Shain concluye que los estadounidenses de la época de la Revolución defendían una visión comunitaria protestante del florecimiento humano que se opone frontalmente al individualismo liberal contemporáneo. Este componente de la herencia política estadounidense, que ha pasado desapercibido, exige ser examinado porque altera el terreno histórico sobre el que las alternativas políticas contemporáneas suelen buscar legitimación, y facilita nuestra comprensión de gran parte de la historia estadounidense y del lenguaje fundacional que aún se utiliza en los documentos políticos autorizados.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)