El magnetismo de la Antártida: La Expedición Ross 1839-1843

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Título original:

The Magnetism of Antarctica: The Ross Expedition 1839-1843

Contenido del libro:

Esta expedición poco documentada constituyó un momento crucial en los anales de la exploración polar y fue el punto de partida, en términos históricos, de la revelación del gran continente desconocido de la Antártida. Era la primera vez en casi 70 años, desde que el capitán James Cook circunnavegara la Antártida, que un viaje de exploración de la Marina Real se aventuraba tan al Sur.

De paso, establecieron un nuevo récord de "mayor distancia al sur", superando el establecido por James Weddell en un barco ballenero en 1823. La expedición zarpó de Greenwich en 1839. Constaba de dos veleros de madera comandados por el capitán James Clark Ross y el comandante Francis Crozier.

Los barcos estaban tripulados exclusivamente por personal de la Marina Real y cada uno de ellos contaba con una dotación de 64 hombres y oficiales. Su tarea principal era de carácter científico para estudiar el campo magnético de la Tierra y construir un conjunto de resultados que podrían proporcionar una mayor comprensión de los efectos del magnetismo en las brújulas y su uso en la navegación de los océanos del mundo. Este viaje tenía una serie de objetivos previstos y todos se cumplieron.

En el proceso se recopiló una gran cantidad de información científica. Durante el viaje se visitaron muchos lugares exóticos, entre ellos Madeira, Santa Elena, Ciudad del Cabo, la isla Kerguelen, Nueva Zelanda, Australia y las islas Malvinas, pero el punto culminante fue el descubrimiento del mar de Ross, la barrera de hielo de Ross y los imponentes volcanes Erebus y Terror (que llevan el nombre de los dos barcos). Las tripulaciones experimentaron los peligros de navegar en aguas cubiertas de hielo y de escapar por poco de ser aplastados por icebergs.

Las enfermedades se mantuvieron a raya, aunque se perdieron varias vidas a causa de accidentes. Pasarían otros 60 años antes de que se volvieran a visitar los escenarios de sus mayores descubrimientos, y entonces se inauguró la Edad de Oro de los Descubrimientos con figuras de la talla de Scott, Shackleton y Amundsen.