El infinito mérito de Cristo: La gloria de la obediencia de Cristo en la teología de Jonathan Edwards

Título original:

The Infinite Merit of Christ: The Glory of Christ's Obedience in the Theology of Jonathan Edwards

Contenido del libro:

Dios es infinitamente excelente, y esa excelencia se manifiesta más profundamente en la persona y la obra salvadora de Jesucristo. El corazón de la teología de Edwards irradia la gloria de Dios manifestada en la salvación por Cristo de pecadores indignos mediante la obediencia perfecta a la regla inmutable de justicia de Dios. Toda la teología de Edwards se basa en la belleza y la obra redentora de Cristo como revelación y comunicación de las maravillosas perfecciones de la Trinidad. La salvación de una sola alma aparte de la perfecta conformidad con la regla de justicia de Dios haría a Dios injusto y aboliría Su propósito último de mostrar y comunicar Su gloria. De hecho, Dios no podría ser Dios. Las interpretaciones revisionistas de la soteriología de Edwards como inclusiva o católica, por tanto, son insostenibles sin un derrocamiento y una reescritura de la totalidad de la teología de Edwards. El capítulo uno examina el propósito trinitario último de mostrar y comunicar Su gloria mediante el don del Padre de una esposa para Su Hijo, y la compra por el Hijo de Su esposa mediante Su perfecta obediencia a la regla de justicia de Dios. De hecho, toda la creación sirve como escenario del propósito y el plan de Dios en Cristo, que conduce al objetivo último de la felicidad de los santos en el cielo mientras disfrutan de las infinitas bendiciones de la exaltación y la gloria de Cristo.

El capítulo dos sondea el fundamento trinitario y pactal pretemporal de la obediencia de Cristo, destacando el amor del Padre en su propósito de salvar a un pueblo, y el amor del Hijo al comprometerse libremente a cumplirlo. Iniciados por el Padre y aceptados mutuamente por Cristo y el Padre, los términos de la Alianza de Redención prevén la compra de la esposa de Cristo sin menoscabo de las perfecciones de Dios, sobre todo de su recta justicia. Y como Cristo aceptó voluntariamente los términos del pacto, la totalidad de la obra salvadora de Cristo ganó mérito infinito para aquellos a quienes representó y compró. El capítulo tres examina el mandamiento a Adán como representante de la regla inmutable de justicia de Dios que requiere obediencia perfecta para la obtención de la vida eterna. Todos los mandamientos de Dios están comprendidos en esta gran e inmutable regla de justicia, ya que refleja el carácter mismo de Dios.

El capítulo cuatro analiza la necesidad absoluta de la obediencia perfecta de Cristo a la luz del pecado de Adán como representante de la humanidad, la inmutabilidad de la justicia y la ley de Dios a pesar del pecado de Adán, la culpa infinita del pecado y la necesidad de un remedio infinito, la exigencia de Dios de una justicia positiva perfecta y la exclusión de una justicia imperfecta para la justificación, la satisfacción perfecta de Cristo de la regla inalterable de justicia de Dios, y la naturaleza de Dios como juez justo para mantener eternamente su regla de justicia perfecta. Consideradas aparte de Cristo, las mejores de nuestras obras son pecaminosas e incapaces de satisfacer el requisito de justicia de Dios. Y como juez justo, Dios nunca puede justificar una justicia imperfecta. El capítulo quinto examina la base y el alcance infinito del mérito que Cristo ganó por su obediencia, la obediencia que comprende la justicia por la que los pecadores son justificados, el acto libre de Cristo dando su vida como su mayor acto meritorio, la naturaleza propiciatoria y meritoria de todos los actos encarnados de Cristo, y las recompensas ganadas en favor de los elegidos. En estos, Cristo cumplió el propósito último de Dios de mostrar y comunicar Su gloria, consumada en el cielo en el matrimonio de Cristo con Su esposa, para el disfrute de la gloria de Dios para siempre.