El hombre que reza

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Título original:

Man Praying

Contenido del libro:

En su sexto libro, Donald Platt comienza un poema exclamando: "Los días son mil / piezas de puzzle". Reúne los días en este libro de terrores y éxtasis decantados en tercetos de versos largos y cortos, pareados silábicos y prosa lírica, que se invierten sin solución de continuidad. Las piezas del puzzle incluyen a un suegro moribundo, el sida, veteranos mutilados de la Primera Guerra Mundial, el cuadro de Caravaggio de la decapitación de San Juan Bautista (su lienzo más grande) y la historia de un boxeador gay que noquea y mata al contrincante que le ha llamado maricón en el pesaje. Es un libro que encierra contradicciones. El poeta escribe sobre su bisexualidad, su matrimonio íntimo y cercano, Rudolf Nureyev, una hija con depresión maníaca, un cuadro de James Ensor titulado La entrada de Cristo en Bruselas en 1889, y la Playa los Muertos, en Puerto Vallarta, México. El poeta reúne estos fragmentos de una vida en un rompecabezas de mil piezas, un autorretrato del artista en la madurez, y lo llama sin pudor Hombre rezando.

Estos poemas -potenciados por la amplia curiosidad de Donald Platt- desgranan sus fascinaciones con tal amoroso detalle que me persuaden a mirar más de cerca, no sólo lo que su mente examina, sino el mundo mismo. Al girar y girar sus temas ante nuestros ojos, profundiza nuestra conciencia de las complejidades y maravillas de la vida, y ofrece un testimonio del poder de la inteligencia para fomentar un sentido de propósito y pertenencia. Su mirada es una especie de reverencia.

--Bob Hicok.

¿Quieres un poema narrativo que no suene anticuado, ni torpe, ni acrobático? Platt sí, así que escribió uno (The Main Event): en 1962, un boxeador profesional mató a otro, en el ring, en directo por televisión. La víctima, Benny "The Kid" Paret, había llamado al asesino, Emile Griffith, "un maricOn / argot cubano para 'maricón'". Griffith sería más tarde "campeón / del mundo cuatro veces más"; era, de hecho, gay, y una vez fue "golpeado casi / hasta la muerte por cinco jóvenes / homófobos, uno de ellos con un bate de béisbol". Si se pregunta por qué debe haber poemas narrativos o relatos en verso aún hoy en día, una respuesta es que historias como ésta se benefician de la compresión del verso, de su capacidad para centrarse en frases y palabras sueltas. Otra respuesta es el poema de Platt.

--Steph Burt, bostonreview.net/blog.

Este poeta no tiene miedo. "Me gusta pensar...." Así reza el primer verso de Hombre rezando, pero también es soñar lo que está en juego, un hombre que sueña con el corazón, la curiosidad, el dolor. "Los días son mil/ piezas de puzzle", nos dice el poeta, sin desesperación. Y así, estos meticulosos poemas se abren al mundo a lo grande y a lo pequeño: cómo ven los artistas (Rivera, Caravaggio, Mary Hambleton, Brancusi, para empezar); cómo otros reinventan el cuerpo (Nureyev, los boxeadores y quienquiera que luche como Jacob con cualquier ángel); cómo algunos mueren y el resto sobrevivimos, por ahora. Es decir, los muertos y los vivos caminan por estos poemas: padre, hijas, toda la familia como guardianes, compañeros de viaje, luces radiantes. La rara mezcla de Donald Platt de historia sagrada y profana cortada con descubrimiento lírico llena estas páginas. "Silencio, palabra final, abrasa mi boca", dice el poeta. Pero yo digo: Silencio, no lo escuches.

--Marianne Boruch.