El hombre de Pakistán: La verdadera historia del contrabandista nuclear más peligroso del mundo

Opiniones de los lectores

El libro ofrece una investigación profunda y perspicaz de la política en torno a la proliferación nuclear, centrándose especialmente en A.Q. Khan y su red. Ofrece un relato bien documentado que abarca varias presidencias y explora las complejidades de las relaciones internacionales, la seguridad nacional y las motivaciones de los países que adquieren capacidad nuclear. Sin embargo, algunas críticas expresan preocupación por la parcialidad política y el sensacionalismo de ciertas afirmaciones.

Una investigación exhaustiva y basada en hechos reales sobre los gobiernos y las operaciones de inteligencia.

Una narración atractiva que se lee como una novela de espionaje, con personajes bien desarrollados.

(basado en 18 opiniones de lectores)

Título original:

The Man from Pakistan: The True Story of the World's Most Dangerous Nuclear Smuggler

Contenido del libro:

El mundo ha entrado en una segunda era nuclear. Por primera vez desde el final de la Guerra Fría, la amenaza de aniquilación nuclear va en aumento.

En caso de que se produzca, es muy probable que el rastro de la devastación se remonte a Abdul Qadeer Khan, el padre pakistaní de la bomba islámica y cerebro de una vasta empresa clandestina que ha vendido secretos nucleares a Irán, Corea del Norte y Libia. La organización de Khan era, y puede que siga siendo, un Wal-Mart nuclear, que vende planos de armas, piezas y la experiencia necesaria para ensamblarlas en un kit de bomba «hágalo usted mismo». Sorprendentemente, las autoridades estadounidenses podrían haber detenido sus operaciones, pero prefirieron observar y esperar.

Khan demostró que las salvaguardias internacionales en las que confiaba el mundo ya no funcionaban. Los periodistas Douglas Frantz y Catherine Collins narran esta alarmante historia de intriga internacional a través de los ojos de los funcionarios europeos y estadounidenses que sospecharon de Khan, le siguieron la pista y finalmente le cerraron el grifo, pero sólo cuando el genio nuclear hacía tiempo que había salido de la botella.