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Home, Where Memories Wait to Be Remembered
La casa de Teresa Villarreal Rodríguez, donde los recuerdos esperan ser recordados, nos hizo revivir el viejo San Antonio. Como ella, durante los años cincuenta, mi padre creció en la calle Rosillo -callejón Elvira-, entre El Paso y Guadalupe. Lejos durante mucho tiempo, el Westside ha estado esperando pacientemente a que volviera a casa. A través de su libro, regresó a la casa de su abuela, sentado frente a un bloque de hielo en una tina de hojalata con un ventilador giratorio -su improvisado aire acondicionado- comiendo sandía helada, y jugando con las semillas grandes y negras en medio del calor del verano, mientras las chicharras gorjeaban.
Al igual que Mama Tere, su abuela tenía un huerto para sus remedios: ruda para tratar el dolor de oídos, o tomates recién cogidos que se cortaban en rodajas, se asaban en el comal y se ponían en el cuello y en los pies para curar el dolor de garganta. Los dichos de mamá Rubén le hicieron desear haber escrito aquellos dichos de antaño con los que su abuela le bombardeaba, sabedora de que necesitaba orientación.
La magia de los recuerdos de Teresa nos llevó por el carril de la memoria, especialmente a Joske's Fantasyland en Navidad, donde no tenías que comprar nada para experimentar la magia. Al mencionar Coney Island, mamá y papá recordaron haber derrochado sus ahorros en los mejores perritos calientes y chili del mundo. Mis padres dijeron: «Pero ya no es como antes». En cuanto a mí, me alegré de conocer íntimamente
San Antonio cuando era suyo.
-Gabriella V. Sánchez
10ª generación de sanantonienses, con sus padres Gloria V. Sánchez (9ª generación) y Ramiro T. Sánchez (2ª generación)
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)